30.6.12

Para panistas de
buena voluntad


Poco antes de las elecciones legislativas de 1973 (mediados de Echeverría) algunos chavos de izquierda no tan radical, no guerrilleros ni mucho menos, salían a la calle por las noches para destruir toda la propaganda electoral que pudieran. Era la única manera que tenían para expresar su rechazo a la farsa electoral, al fraude hegemónico y a una formalidad política dominada por el PRI y aderezada con partidos paleros. Los únicos carteles que esos chavos respetaban eran los del Partido Acción Nacional, porque entendían que esa organización no cabía en la clasificación de “palera” –luchaba por una democracia real– y porque en algunos carteles blanquiazules se hacía memoria de la masacre del 2 de octubre de 1968.

Una década después, la reforma política de tiempos de López Portillo ya había incorporado a otros partidos reales a la vida republicana. Para entonces, en época de elecciones, los chavos de la izquierda radical –pero no tan radical como para ser guerrilleros– seguían saliendo por las noches a la calle, pero ya no para arrancar carteles de los postes sino para pegar la propaganda de los partidos Socialista Unificado de México, Mexicano de los Trabajadores y Revolucionario de los Trabajadores. Acción Nacional, por su parte, empezó a ganar elecciones estatales en el centro y el norte del país, en parte gracias al impulso logrado con la incorporación de los llamados “bárbaros del Norte”. Creo recordar que el Pelón Rosas dio una batalla formidable en Sonora, Francisco Barrio hizo lo propio en Chihuahua y Manuel J. Clouthier se alzó con el triunfo en Sinaloa. Por esos mismos años, el doctor Salvador Nava, líder independiente, fue impulsado a la gubernatura bajo el emblema del PAN. En todos esos casos, el régimen recurrió a lo que se llamó “fraude patriótico”. Recuerdo con claridad el argumento disparatado de que debía impedirse a toda costa que un panista ocupara la gubernatura de algún estado de la franja norte porque desde esa posición de poder podría declarar la independencia de la entidad en cuestión para luego anexarla a Estados Unidos. La gran ironía es que quien anexó de golpe 32 entidades a Estados Unidos fue un priísta: Carlos Salinas de Gortari.

El PAN es de derecha desde su fundación, en 1939, pero durante su primer medio siglo de existencia conformó una derecha democrática y, en varios sentidos, nacionalista. En esos dos puntos coincidía con las izquierdas que buscaban instaurar en el país una institucionalidad verdaderamente democrática y que desde el alemanismo veían con alarma los coqueteos y las concesiones del priísmo gobernante hacia Washington. Por esos puntos en común y acaso también por otras razones coyunturales, las izquierdas respaldaron muchas de las movilizaciones poselectorales blanquiazules.

Los panistas nunca han tomado el Paseo de la Reforma, pero en respuesta a alguno de los fraudes electorales de aquellos años realizaron una acción mucho más radical: bloquearon los puentes internacionales que comunican a Ciudad Juárez con El Paso y emprendieron acciones de resistencia civil pacífica y de desobediencia civil, en la línea de Henry David Thoreau. El cierre de esos pasos fronterizos sí que causó daños económicos, pero desde la izquierda no se censuró tal acción, porque se entendía perfectamente que era necesaria para abrir las puertas de la democracia, cuya instauración resulta mucho más relevante que unas pérdidas monetarias coyunturales. Cuando don Luis H. Álvarez se puso en huelga de hambre por el fraude perpetrado contra Francisco Barrio (1986), Heberto Castillo viajó a Chihuahua para convencerlo de que abandonara esa medida extrema porque la lucha por la democracia lo necesitaba vivo.

En los días posteriores a la elección del 6 de julio de 1988 se vio a Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel J. Clouthier y Rosario Ibarra, hombro con hombro, protestando por la distorsión de la voluntad popular perpetrada por el priísmo. Aquí está la foto:

Foto: Ireri de la Peña

En un segundo plano aparece un personaje turbio y torvo: Diego Fernández de Cevallos, quien para entonces negociaba con Salinas el respaldo del panismo a la imposición. Mientras con una mano participaba en el gabinete alternativo de Clouthier como secretario de Política Interior, con la otra tendía vínculos hacia el régimen espurio. La dirigencia de Acción Nacional terminó por reconocer a Salinas como presidente. Para 1991, Fernández de Cevallos empezó a operar, en su calidad de coordinador de los diputados panistas, como operador del régimen. Fue él quien dio el respaldo decisivo a la incineración de las boletas de la elección de 1988, con lo que ayudó a Salinas a desaparecer las pruebas del fraude.

Tras el extraño fallecimiento de Clouthier se impulsó una fusión de facto, nunca confesada, entre la dirigencia panista y la presidencia tricolor, cuyos primeros frutos fueron las “concertacesiones”: gubernaturas que fueron entregadas a panistas tras conflictos poselectorales. El priísmo gobernante adoptó sin tapujos lo más importante de la propuesta económica blanquiazul, satisfizo su demanda de normalizar las relaciones con la iglesia católica y con El Vaticano y para 1994 la relación ya era tan estrecha que Acción Nacional tuvo a su primer candidato presidencial “destapado” por el presidente priísta: el propio Fernández de Cevallos.

Fue tan escandalosa la paulatina alineación del PAN al salinato que en esa época un grupo de dirigentes panistas destacadísimos abandonó el partido para fundar lo que llamaron el Foro Doctrinario. Entre ellos estaban Pablo Emilio Madero (candidato presidencial panista en 1982), Jesús González Schmal, José González Torres y Bernardo Bátiz.

En el sexenio siguiente, el de Zedillo, Acción Nacional ingresó al gabinete en la persona de Antonio Lozano Gracia, quien fue nombrado procurador. Lozano tuvo un papel protagónico en la ofensiva judicial contra los rebeldes zapatistas y en la comedia de las imputaciones zedillistas contra Raúl Salinas de Gortari por el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu. En 1998 la bancada legislativa del PAN fue presionada por la dirigencia de su partido –el presidente del CEN era Felipe Calderón Hinojosa– para que aprobara en bloque la inmundicia del rescate bancario: 56 mil millones de dólares de deudas privadas fueron convertidos de golpe en deuda pública, sin una investigación previa ni posterior de las masivas irregularidades y de los fraudes que se cometieron al amparo de aquel atraco y que permanecen, hasta la fecha, en total opacidad.

Para cuando Vicente Fox formalizó su aspiración presidencial, el PRI se hallaba en un severo desgaste histórico, caracterizado por el agotamiento total del modelo del desarrollo estabilizador y la sustitución de importaciones, por la aplicación salvaje del programa neoliberal, por la pugna Salinas-Zedillo, por el pésimo resultado económico sumado de los sexenios de ambos y por el surgimiento de una ciudadanía que ya no encontraba acomodo en el viejo aparato corporativo y que venía reclamando democracia real desde 1968 e incluso desde antes. Aun así, para el empujón final que permitiera la alternancia se necesitaba algo más que la audacia de Fox, que la tradición democratizante de Acción Nacional, ya contaminada, para entonces, por la cohabitación con el priísmo. Cuauhtémoc Cárdenas emprendía una tercera candidatura presidencial sin muchas perspectivas. En tal circunstancia, Muchas personas de izquierda, con y sin partido, decidieron participar en la campaña del guanajuatense o, cuando menos, apoyarlo de manera explícita o, cuando menos, votar por él.

Pasaré por alto lo ocurrido durante el sexenio foxista, salvo por su desenlace final: una intromisión presidencial y empresarial evidente e ilegítima en el proceso de sucesión –así lo describió el propio Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en la resolución que dio por válidos los resultados de la jornada del 2 de julio de 2006 y un proceso electoral gravemente viciado.

Sé que tú, panista de buena voluntad, crees sinceramente que López Obrador perdió la presidencia en aquella fecha y que sus alegatos de fraude carecen de sustento. El problema es que hace seis años no sólo se defraudó a los votantes de la izquierda, sino al conjunto de la sociedad, ustedes mismos incluidos. Porque ustedes depositaron su sufragio por Calderón, pero no por un cogobierno de Calderón con Elba Esther Gordillo, ni por la impunidad para personajes como Mario Marín y Ulises Ruiz. ¿Me equivoco? Y los priístas también resultaron defraudados, porque millones de votos tricolores fueron desviados por La Maestra –existe la grabación de una negociación verbal entre ella y el ex gobernador Eugenio Martínez, de Tamaulipas, hoy investigado por nexos con el narcotráfico– para que el segundo endosara a Felipe Calderón los sufragios priístas obtenidos en su entidad por Roberto Madrazo.

Hoy, seis años después –tú lo sabes, porque piensas y actúas con honestidad– la candidatura presidencial panista no llega bien posicionada a los comicios. Así fuera sólo por el desgaste natural de doce años en el poder, el partido con el que simpatizas y su abanderada, Josefina Vázquez Mota se encuentran en tercer lugar en las preferencias electorales y la persona que puede derrotar en las urnas al producto priísta erigido en candidato no es ella, sino Andrés Manuel López Obrador.

Sabes también que la propaganda negra inventa muchas patrañas y que López Obrador no es Chávez ni come niños crudos. Si vives en el Distrio Federal, e incluso si habitas en otra parte del país, recuerdas que el tabasqueño, como gobernante de la ciudad, estableció programas pioneros en el país para atender a las personas con menos recursos, a los integrantes más vulnerables y desamparados de la sociedad, pero que también hizo obras para la clase media y que trabajó en armonía, y con resultados, con los empresarios medianos y grandes.

Algunos panistas destacados como Vicente Fox y Manuel Espino han optado por sumarse abiertamente a la campaña de Peña Nieto. Otros, como Calderón, negocian con él bajo la mesa. Mañana, las dos partes de esa negociación intentarán repetir el reconocimiento a Salinas en 1988 y realizar una acción inversa a la de 2006: la transferencia de votos panistas al tricolor, acaso por medio de la misma operadora que en aquel entonces: Elba Esther Gordillo. Pero para ti, panista de buena voluntad, la perspectiva de un regreso del PRI a Los Pinos es moralmente intolerable.

En estos tiempos los jóvenes hacen cosas mucho más eficaces que salir por las noches a las calles a destruir propaganda electoral y se muestran dispuestos a lo que Maquío describía como "hacerle un boquete al sistema para que pase la democracia". 

Gracias por tomarte el tiempo de leer estas reflexiones. Ojalá que votes en plena libertad y de acuerdo con tu conciencia.

29.6.12

La democracia será
más que una máscara


Felipe Calderón y Leonardo Valdés Zurita posaron agarrados de la mano con un candor que sería justificable si ambos trabajaran en Finlandia, si sobre el primero no pesara el antecedente de haber llegado a Los Pinos mediante un fraude escandaloso y si sobre el segundo no se acumularan miles de inconformidades por su pasividad ante las certezas de la tradicional inmundicia priísta: gastos astronómicos en propaganda, amedrentamiento y agresiones a ciudadanos, compra masiva de votos, papelería electoral en manos de operadores de Peña Nieto, planes para la cosecha corporativa de sufragios endosables por parte de la dirigencia charra del SNTE y de su franquicia electoral, mil 800 millones de pesos malversados por Eruviel Ávila para apoyar la campaña de su jefe con tarjetas prepagadas de la tienda Soriana...

Pues no: no estamos en Finlandia sino en México y aquí el priísmo no es un adversario en la democracia sino un adversario de la democracia. No busca la organización ciudadana sino el control de la ciudadanía mediante la organización corporativa y la corrupción social. No quiere convencer a nadie sino aplastar todo razonamiento por medio del bombardeo propagandístico de saturación, el televisivo en primer lugar, pero no único. No aspira a lograr la presidencia mediante la construcción de consensos sino con la inversión de fortunas incalculables en la adquisición de líneas editoriales, la corrupción masiva de voluntades, la coacción y la coerción.

En semejante entorno los panistas, desde Calderón hasta Vázquez Mota, desempeñan el papel de comparsas con beneficios; son jugadores del régimen oligárquico que ahora pretende renovar su cáscara con un enroque simétrico al de 2000 y con una coordinación cómplice que parece visión en espejo de la que operó en 2006: si hace seis años el PRI convalidó el fraude que hizo posible sentar a Calderón en la silla presidencial, esta vez los panistas gobernantes se ven obligados a devolver el favor, no necesariamente por gratitud sino porque con ello, piensan, pueden lograr garantías de impunidad para todos los delitos –desde los financieros hasta los de sangre– perpetrados desde el poder en este sexenio.

Es este trasfondo inocultable de la fachada democrática el que exasperó y catalizó a la juventud que protagoniza el movimiento #YoSoy132: la evidencia de que el poder político-mediatico-empresarial pretende utilizar la elección como cobertura de decisiones que no serán tomadas en las urnas sino que fueron trazadas de antemano en acuerdos y amarres cupulares, es decir, la evidencia de que ese poder pretende tomarnos el pelo.

El carácter antiEPN del movimiento no es contrario al programa del mexiquense, porque no existe tal programa: todo se reduce a un mero discurso maleable y ajustable a conveniencia; no conlleva ninguna animadversión personal contra Peña, sino la certidumbre de que el candidato tricolor es 95 por ciento de fabricación mercantil y 5 de truhán menor, desarticulado y primario; no es contraria a un partido político, porque el tricolor no lo es; sino a la mafia corruptora y golpeadora, antidemocrática por esencia, que hoy se exhibe como protagonista de la superficie democrática para legitimar su naturaleza oculta e impresentable –que, como en el iceberg, es la principal–, facilitar la evasión espiritual de los “intelectuales” orgánicos y embaucar a uno que otro periodista internacional. En suma, en este proceso Peña Nieto no es adversario sino adversidad para el desarrollo cívico del país.

Una vez que se ha cobrado conciencia de que los poderes fácticos pretenden utilizar la inminente elección como una fachada, la apuesta de los movimientos ciudadanos organizados es convertir la máscara en rostro real, la cáscara en carne, la apariencia en fondo, y aprovechar la cita con las urnas para llenarlas de contenidos verdaderos, de propuestas y rumbos definidos para el país, de realidad republicana. Con su voto informado, razonado, libre y soberano, la sociedad puede lograr este domingo que la democracia sea más que una máscara.

28.6.12

Querida urna...


Querida urna: sé bien que no eres Santa Claus ni el genio de la lámpara de Aladino. Eres, simplemente, el instrumento que tengo a mano para hacer realidad mis deseos. Para lograrlo no hay magia de por medio. El secreto está en lograr que mis deseos concuerden con los de muchos otros, con muchos millones que, como yo, recurrimos a ti con buena voluntad, claridad y esperanza. Eres la forma más simple y directa de obtener lo que queremos, a condición de que te observemos, te vigilemos y nos aseguremos que no adulteren tu contenido. Esa tarea conlleva sacrificios y esfuerzos, pero éstos son pocos  si se considera todo lo que podemos lograr, o lo mucho que podemos acercarnos a lo que deseamos.

En principio, tienes una forma de uso extremadamente sencilla: expresamos nuestra voluntad mediante un trazo en un papel, lo doblamos y lo introducimos en tu boca estrecha. Para llegar a ese acto simple que no es ritual ni conjuro, sin embargo, hemos de realizar un intenso trabajo de reflexión previa, de esclarecimiento interior, de cálculos sobre el mejor de los mundos posibles y sobre la menos mala de las opciones. Una vez cumplida esa tarea, basta con expresar nuestras conclusiones mediante una marca cualquiera en uno de los recuadros de la papeleta que depositaremos en tu interior. Ya después habremos de estar atentos a que se cuenten bien los votos y a que tu veredicto sea resultado de la aritmética y no de la magia o, digamos, de la alquimia. La cruz, la equis, la carita sonriente o la leyenda que habré de dibujar este domingo en una zona precisa de un papel tiene una carga formidable de imaginación, de agravio, de futuro y de deseo. En las líneas que siguen te la expongo.

Quiero un país, por ejemplo, en el que el poder público no ordene el asesinato de estudiantes, dirigentes sindicales, opositores, informadores, parientes de víctimas de la violencia, activistas de derechos humanos, presuntos delincuentes o figuras prominentes de la clase política. Quiero que los gobernantes prevengan e impidan esa clase de crímenes en vez de perpetrarlos. Quiero un gobierno que defienda el derecho a la vida en vez de practicar el exterminio y la eliminación.

Quiero un país que antes se preocupe por resolver la situación de sus muertos de hambre que la de los bancos en quiebra; en el que la prioridad absoluta de las instituciones sea el bienestar de la población, no la glorificación del poder público, no el enriquecimiento de unos cuantos, no la preservación de la impunidad por los siglos de los siglos.

Quiero una nación plenamente dueña de su cobre y de su carbón; de su oro y su plata; de su petróleo, su agua y su aire.

Quiero un país que dé sentido actual a su raíz agraria; que reconozca el papel del campo en el desarrollo; que deje de idear fórmulas para que los campesinos dejen de serlo; que empiece a pagar la deuda enorme contraída con la población del agro, a la que se le ha robado el futuro, el presente y, cuando se puede, hasta el pasado; que fortalezca la economía de los campesinos antes que la ganancia de los supermercados; que tenga conciencia de los aportes de los primeros al país, desde comida hasta cultura. Quiero un gobierno que resuelva los añejos conflictos del campo en vez de mandar a matar o a encarcelar a los dirigentes campesinos. Quiero un Ejecutivo y un Legislativo que hagan justicia a los pueblos indios saqueados, humillados y traicionados por siglos y que dé pleno reconocimiento a sus derechos colectivos, a su autonomía, a sus usos y costumbres.

Quiero un país en el que se hable más de derechos que de oportunidades y en el que las autoridades garanticen el derecho al trabajo, a la salud, a la vivienda y a la alimentación en vez de ocupar su tiempo en construir explicaciones de por qué no lo hacen. Quiero un país de sindicatos libres que sirvan para defender los derechos laborales de sus agremiados y no para conculcar sus derechos políticos; quiero una vida republicana en la que proscriba la compraventa de afiliados y de sus votos; quiero una nación sin caciques y sin líderes charros. Quiero una política laboral que induzca a las empresas a ver en los trabajadores su activo más valioso, y en su capacitación y beneficio, la inversión más rentable que pueda realizarse. Quiero que sea preferible gastar en seguridad laboral que en indemnizaciones miserables. Quiero que el trabajo asalariado vuelva a ser factor de movilidad social y de progreso personal y familiar. Quiero una ética pública que obligue al rescate de los cuerpos que todavía yacen en el socavón de Pasta de Conchos.

Quiero un sistema judicial que sancione a los delincuentes independientemente de su posición social, de su fortuna y de su ubicación en el organigrama administrativo. Quiero instancias de procuración que investiguen en vez de torturar sospechosos y de inventar pruebas. Quiero que la protección efectiva a las víctimas de delitos sea obviedad procesal y no reclamo incumplido; ministerios públicos y jueces que trabajen por la justicia y no por la estulticia; cuerpos policiales que colaboren entre sí en vez de competir por la extorsión; que el sistema penal rehabilite y readapte. Quiero cárceles de máximo respeto a los derechos humanos.

Quiero un país en el que el feminicidio sea una monstruosidad inaceptable y no una estadística rutinaria.
Quiero que la lógica de los negocios y de la ganancia robustezca y agilice a la industria, el comercio y los servicios, pero no quiero que contamine ni avasalle a la educación, la salud, el deporte, la religión, la política, la información, el sexo, la cultura, el ejercicio gubernamental y las tareas legislativas y judiciales.

Quiero que los medios informativos sean también formativos y educativos. Quiero que la telaraña colosal de complicidades entre los medios y el poder, idéntica a sí misma en el México de 2012 como en el de 1968, se venga abajo. Quiero la preservación de los medios informativos privados y el florecimiento de medios públicos y sociales no lucrativos. Quiero empresas mediáticas que se dediquen a informar y a entretener, no a colocar infiltrados en el Congreso ni a amasar poderes políticos perversos y desmesurados.

Quiero un territorio nacional en el que los adolescentes puedan viajar con mochila al lomo y plena confianza, sin temor a que los maten, los secuestren, los “levanten” o los extorsionen; campos en los que se pueda acampar sin miedo a asaltos  ni violaciones; autoridades más concentradas en evitar la muerte de bebés en guarderías incendiadas por negligencia que en perseguir a las mujeres que abortan;  que los maestros de primaria vuelvan a ser sujetos de admiración, respeto y cariño; escuelas con clases completas, con programas integrales y bien diseñados, con sanitarios limpios y con agua potable;  preparatorias en las que quepan todos los chavos de la calle, todos los chavos del narco y todos los chavos emigrados.

Quiero, finalmente, una nación respetuosa de la integridad y la libertad de cada uno de sus pobladores, en la que cada uno de ellos sea idéntico al resto en derechos y obligaciones, pero único e irrepetible en su configuración personal y soberana.  Nos vemos el domingo.

* * *
De aquí a entonces, vayan a ver la obra Soles en la sombra (escrita por Estela Leñero, dirigida por Claudia Ríos y producida por la Compañía Nacional de Teatro), que cuenta historias ignotas, insólitas y sumamente edificantes, sobre algunas mujeres en la Revolución Mexicana. Aún habrá funciones hoy (8 pm), mañana viernes (7 pm) y el sábado 30 (6 pm)  en Francisco Sosa 159, Coyoacán. Al igual que a la urna, lleguen temprano.

Por JULIAN ASSANGE,
BRADLEY MANNING
y WIKILEAKS


Desde el pasado 19 de junio Julian Assange, fundador y editor de WikiLeaks, está refugiado en la embajada de Ecuador en Londres y ha solicitado asilo al gobierno ecuatoriano.

Ante las revelaciones difundidas por WikiLeaks, encumbrados políticos e informadores de América del Norte reaccionaron pidiendo el asesinato de Assange y de sus colaboradores. Por su parte, el soldado Bradley Manning, acusado de entregar a WikiLeaks documentos de las guerras de Irak y Afganistán, está a la espera de comparecer ante un tribunal de guerra que podría condenarlo a cadena perpetua.

Por presiones de Washington el gobierno de Suecia sometió a Assange a una investigación por supuestas agresiones sexuales y pidió su extradición al gobierno de Gran Bretaña con el pretendido propósito de interrogarlo. Las autoridades de Australia, su nación de origen, le han negado la protección consular e incluso le han cancelado el pasaporte. WikiLeaks ha denunciado que se trata de fabricaciones judiciales cuyo verdadero propósito es lograr el regreso de Assange a territorio sueco para entregarlo a las autoridades de Washington, las cuales podrían acusarlo por terrorismo, delito que en Estados Unidos se castiga con la pena de muerte.

WikiLeaks y su fundador han realizado servicios inestimables a la verdad y a la transparencia en el mundo. Han recibido, por ello, varios premios y reconocimientos por su labor informativa y por sus aportaciones a la vigencia de los derechos humanos.

La contribución de WikiLeaks y de su fundador a la difusión de la verdad y a la transparencia ha sido decisiva en el mundo contemporáneo y han recibido por ella premiso y distinciones internacionales. Consideramos que a Manning, Assange y WikiLeaks se les persigue por ejercer la libre expresión y por contribuir a que millones de personas en el mundo ejerzan su derecho a la información.

Por ello solicitamos respetuosamente al presidente de Ecuador, Rafael Correa, que conceda el asilo solicitado por Assange.

Pedimos a las autoridades judiciales de Suecia que se desistan de perseguir al fundador de WikiLeaks por infracciones que a todas luces resultan inventadas. Solicitamos asimismo al gobierno del Reino Unido que permita la salida de Assange de territorio británico.

Por último, demandamos al gobierno del presidente Barack Obama que retire los cargos contra Bradley Manning, que deje de retratar a Julian Assange como un enemigo peligroso y que reconozca que la libertad de informar es fundamental en cualquier democracia digna de ese nombre.


México, D.F., a 27 de junio de 2012




Elena Poniatowska Amor ▪ Carlos Payán Velver ▪ Hugo Gutiérrez Vega ▪ Eduardo del Río (Rius) ▪ Jesusa Rodríguez ▪ Juan Villoro▪ Vicente Rojo ▪ Lorenzo Meyer ▪ Gabriel Orozco ▪ Epigmenio Ibarra ▪ Bárbara Jacobs ▪ Helio Flores ▪ Rogelio Naranjo ▪ Francisco Hinojosa ▪ Damián Ortega ▪ Rafael Barajas (El Fisgón) ▪ Antonio Helguera ▪ José Hernández ▪ Luis Mandoki ▪ Dolores Heredia ▪ Adolfo Gilly ▪ Pedro Miguel ▪ Marco Barrera Bassols ▪ Abraham Cruzvillegas

Clic aquí para adherirse a este posicionamiento



Versión en inglés:
To the public at large:

Since 19th June, Julian Assange, the founder and editor of WikiLeaks has sought refuge in the Embassy of Ecuador in London and has requested asylum from the Ecuadorian government. As a consequence of the revelations divulged by WikiLeaks, influential politicians and media commentators in America have responded by calling for the assassination of Assange and his collaborators. With regard to soldier Bradley Manning, he is accused of providing WikiLeaks with documents about the wars in Iraq and Afghanistan, and is awaiting to appear before a court-martial that could condemn him to life imprisonment.

Because of pressures from Washington, the Swedish government subjected Assange to an investigation for alleged sexual assaults and requested the British government for his extradition with the purported intention of interrogating him. Authorities in Australia, his country of origin, have denied him consular protection and have even cancelled his passport. WikiLeaks has denounced that they are legal fabrications, their real purpose being to get Assange back to Swedish soil in order to hand him over to authorities in Washington. Once there, they could accuse him of terrorism, a crime that in the United States is punished by the death penalty.
 WikiLeaks and its founder have done an inestimable service to truth and transparency in the world. Because of this they have received numerous prizes and awards for their informative work and for shining light on human rights issues. The contribution of WikiLeaks and his founder to divulging the truth and to transparency has been decisive in today’s world and they have received international awards for their endeavours. We consider that Manning, Assange and WikiLeaks are being persecuted for making use of the freedom of speech and for contributing to the right of millions of people to have access to information.

Therefore, we respectfully request that the president of Ecuador, Rafael Correa, grant asylum to Assange. 

We ask the Swedish legal authorities to refrain from persecuting the founder of WikiLeaks for violations that are falsehoods, whichever way you look at them. Moreover, we request that the government of the United Kingdom allow Assange safe passage to leave British territory.

Finally, we demand that the government of president Barack Obama withdraw the charges against Bradley Manning, that it stop portraying Julian Assange as a dangerous enemy and that it recognize that the freedom of information is fundamental to any democracy worthy of the name.

27.6.12

Al cierre


Esta moneda que está en el aire sólo tiene dos caras: la de la continuidad y la del cambio. Quienes, de entre los habitantes de esta mancha urbana, piensen honestamente que el país va bien y que debe seguir por el rumbo que lleva, quédense tranquilamente esta tarde en sus casas, en sus trabajos y en sus entretenimientos, relájense si pueden, pónganse pantuflas y vean la tele y, sobre todo, no intenten transitar en auto por las calles del centro. Éstas se encontrarán colmadas por quienes piensan lo contrario, es decir, por quienes están hasta la madre de la violencia sin sentido, la miseria a la vista, la desigualdad ofensiva, el déficit de trabajos, escuelas, viviendas, hospitales y dignidad, la corrupción flagrante, el autoritarismo desembozado, la simulación, la frivolidad insolente, la mentira y el miedo.

Ustedes, los que están a gusto porque en la ciudad y en el país proliferan centros comerciales con pisos de mármol; los que consideran que ésta es una nación de oportunidades y en franco crecimiento, un estado de leyes respetadas y cumplidas y una tierra de bienestar: con todo respeto y cordialidad, mejor ni se acerquen a Reforma, a Avenida Juárez o al Zócalo; no es que alguien vaya a agredirlos o que vaya a agudizarse la inseguridad ni que vaya a temblar –acaso llueva–: es que, simplemente, se encontrarán con cortes de tránsito y con avenidas y calles convertidas provisionalmente en peatonales por el flujo de la multitud. Para qué pierden el tiempo en el embotellamiento agónico, para qué hacen corajes, para qué echan a perder su felicidad.

Por su parte, quienes crean que en México la cuota de sangre ha llegado a niveles intolerables; quienes consideren que la pudrición en las oficinas públicas no debe permitirse más; quienes experimenten angustia, tristeza y enojo por la pobreza y el desempleo multiplicados; quienes no tengan ningún deseo de que la rueda de la historia empiece a caminar hacia atrás; quienes estén hartos de los atropellos policiales y militares; quienes crean, en suma, que es posible, deseable, necesario e indispensable alterar el rumbo seguido por la nación de 1988 en adelante, vénganse al Ángel de la Independencia a las cuatro de la tarde y dispónganse a una caminata larga rumbo al Zócalo. Vamos al cierre de campaña de López Obrador.

No es asunto de ideologías, de partidos ni de simpatías o animadversiones personales. No es un asunto de la izquierda o de la derecha, de pertenencias a tal o cual sector –empresarios, asalariados, agricultores, profesionistas, estudiantes, administradores o comerciantes–, a tal o cual edad, religión, región, identidad de género o tendencia sexual.

Ésta es una convocatoria para todos aquellos convencidos de que el país debe rendirse a la legalidad y el derecho, como no se rindió en 2006-2012; que debe cambiar, como no cambió en 2000-2006; que debe crecer como no creció en 1994-2000, que debe modernizarse, como no se modernizó en 1988-1994; que debe emprender una renovación moral como la que no emprendió en 1982-1988; que debe administrar honradamente su abundancia, como no lo hizo en 1976-1982; que debe emprender una verdadera apertura del poder, como no pudo hacerlo en 1970-1976.

Quienes prefieran la confianza a la sospecha; quienes consideren más pertinente construir universidades y refinerías que cárceles y centros de comando; quienes crean que el Estado debe vigilar el cumplimiento de las obligaciones ciudadanas, sí, pero sobre todo, y antes que nada, garantizar las libertades individuales y los derechos humanos y colectivos; quienes le encuentren sentido al rescate de la población antes que al rescate de los bancos; quienes se opongan al desmantelamiento y el remate de los jirones que quedan de propiedad pública; quienes no vean en la soberanía nacional y en la popular meros anacronismos demagógicos y populistas; quienes estén dispuestos a tomarse en serio el precepto constitucional según el cual la soberanía dimana del pueblo, vénganse al cierre de campaña de López Obrador.

Es, la de hoy, una cita multitudinaria previa al encuentro en y con las urnas que le espera al país el domingo próximo. Es una fiesta, porque el inicio de la transformación es una posibilidad real, próxima, al alcance de la mano. Y ha de ser también una advertencia para disuadir al régimen de cualquier intento de adulteración de los resultados electorales, una demostración de fuerza tranquila, cívica y pacífica, para que los adversarios coaligados –Calderón, Elba Esther y Peña Nieto– sepan que no tienen margen para ensayar un tercer fraude electoral en contra del sentir mayoritario. Por eso en esta ocasión no basta con ser miles, ni decenas de miles, ni cientos de miles. Hemos de ser un millón, o más. Debemos dejar testimonio que el compromiso con el país, el sentido social de la vida y la buena voluntad aún gozan de capacidad de convocatoria, y que es posible dejar atrás el prolongado y doloroso tiempo de canallas.

26.6.12

Tiempos verbales


Uno de los debates centrales en el proceso electoral en curso es si el PRI intentará adulterar la voluntad popular en los comicios de este domingo. En foros, redes sociales y pláticas ciudadanas, la discusión se sintetiza en una pregunta simple: ¿habrá fraude?

Tal vez la pregunta deje al descubierto un toque de ingenuidad, porque hay muchas maneras de inducir ilegítimamente, y antes de la elección, el veredicto de los votantes en favor de una candidatura o en perjuicio de otra. En la sucesión de 2006, por ejemplo, el entonces presidente, las televisoras privadas y los grandes capitales, intervinieron de manera ilegal para crear una imagen diabólica de Andrés Manuel López Obrador a fin de favorecer las aspiraciones de Felipe Calderón. Hubo también, entre otras prácticas inveteradas, compra de votos y sufragio corporativo, y todos esos mecanismos constituyeron una suerte de fraude anticipado, lo que Vicente Fox llamó cínicamente “cargar los dados” para mejorar las posibilidades del candidato oficial. Como lo reseña Héctor Díaz Polanco en su libro La cocina del diablo, todos esos preparativos no bastaron para que Calderón ganara la Presidencia, de modo que se recurrió también a la adulteración de los contenidos físicos de las urnas, y como ni siquiera así perdía López Obrador, se echó mano del fraude cibernético. Era tan obvio que los resultados que cantó el IFE de Carlos Ugalde no tenían nada que ver con la suma de las boletas electorales que se prohibió el acceso a éstas y se impidió el recuento voto por voto.

Una montaña de hechos documentados obliga a pensar que en esta ocasión el PRI lleva a cabo un nuevo fraude. El domingo pasado, en estas páginas, Antonio Gershenson se dio a la tarea de recopilar algunas decenas de ejemplos –de entre miles– de las irregularidades documentadas en el proceso electoral. Hora tras hora se acumulan en las redes sociales testimonios fotográficos y videográficos de las marrullerías que perpetran los mapaches en acción. Mientras el IFE duerme una siesta plácida, se ha documentado parte de la inversión publicitaria astronómica –muy superior a los topes de campaña– realizada por el priísmo. Y para no ir más lejos, en la edición de ayer de La Jornada se da cuenta del vasto operativo organizado por la mafia cupular del SNTE para aportar cinco millones de votos a la candidatura de Peña Nieto.

Ilustrativo: en el lapso  de tres meses, la Fepade ha realizado 322 consignaciones por delitos electorales, a razón de cien por mes, en tanto que el IFE ha recibido 17 quejas por operaciones con recursos presuntamente irregulares. ¿Síntomas de una elección limpia y libre?

La pregunta pertinente, entonces, no es “¿habrá fraude?” sino “¿hay fraude?” La diferencia está en el tiempo verbal que se utilice, y de ello puede inferirse que una adulteración eficiente –aunque no por ello menos ilegal– de la votación puede realizarse por adelantado, de modo que el día de la elección los votos aparezcan, ordenados, planchaditos y convenientemente ubicados en las casillas pertinentes.

En realidad, y aunque parezca absurdo, la pregunta podría formularse en pasado: ¿Hubo fraude en los comicios del próximo domigo? Lamentablemente, la respuesta es afirmativa. Desde hace seis años la principal integrante del duopolio televisivo ha empeñado su músculo mediático en la fabricación de un aspirante presidencial, el erario mexiquense ha sido sangrado para fabricarle imágenes favorables y encuestas copeteadas; durante 66 meses, la propaganda sucia del régimen no ha tenido descanso en la ofensiva contra el proyecto alternativo de nación.

Como hace seis años, la primera parte del fraude ya fue realizada. Si el régimen político muestra signos claros de desasosiego y sobresalto es porque duda que la labor realizada sea suficiente para colocar en las urnas los votos que Peña Nieto, candidato del régimen, requiere para ser nombrado presidente, y se deba recurrir a un nuevo manoseo físico e informático de las boletas y las actas.

Una pregunta más precisa es, entonces: ¿se consumará el fraude en curso? Una respuesta plausible: millones de ciudadanos creemos que este domingo será posible, incluso con las mapacherías ya perpetradas y las que están en curso, derrotar por amplio margen al candidato de Salinas, Fox y Gordillo y, con ello, poner fin a la continuidad política que va del 2 de octubre de 1968 a la guerra calderonista, cortar la cadena de complicidades que recorre los sexenios, hasta ahora, y colocar a la población como la prioridad central de gobierno. Por eso, nuestro voto será para Andrés Manuel López Obrador. Nos vemos en las urnas.

25.6.12

Operación “carrusel”

(De un email recibido en la cuenta de este blog)

Fase 1- Muy temprano el iniciador del Carrusel se presenta a la casilla, enseña su credencial de elector, lo buscan en las listas nominales del IFE y si está ahí, entonces le entregan sus 5 o 7 boletas para que vote por presidente, por senadores de mayoría, por senadores de representación proporcional, por diputados de mayoría, por diputados de representación, por gobernador de su entidad si es el caso y por alcalde o delegado si es el caso.

Fase 2- Esta persona dobla las boletas electorales y las guarda entre su ropa y deposita en la urna unas hojas de papel bond en blanco.

Fase 3.- Esta persona se va a una casa de seguridad que está ubicada a unas cuadras de la casilla y ahí marca las boletas a favor del partido que está organizando el carrusel.

Fase 4.- Empiezan a pasar electores a los cuales les entrega las boletas marcadas. Estos tienen que ir a la casilla y depositarlas y regresar en blanco las boletas que les entregaron. A cambio recibirán 500, 1000 o hasta 5000 pesos.

Fase 5.- La persona marca esas nuevas boletas en blanco y se las entrega al siguiente y el ciclo vuelve a empezar. Así hasta que se le acabe el dinero o la fila de electores que previamente han organizado en tres categorías:

a. Aquel que simpatiza por el candidato o partido y que está dispuesto a dar el número de su credencial de elector o una copia de la misma e inscribirse en la lista.
b. Los movilizadores, que van a ser lo que vayan a sus casas a sacar a los electores tipo “a” y los lleven en su combi, bicileta, moto o camión, tanto a la casa de seguridad como a la casilla si es necesario.
c. Los operadores que están controlando todo el proceso y reportándolo al War Room, donde tienen tableros o bases de datos donde van registrando la evolución de la Operación Carrusel e implementar un Plan B en caso de que una casilla, sección o distrito electoral no se comporte de acuerdo al Plan A previamente diseñado.

A las 12 del día ya saben quién va a ganar. A más tardar a las 2 de la tarde. No se tienen que esperar a las encuestas de salida de las empresas independientes o a los conteos rápidos del IFE o a los resultados del PREP.

El representante del partido en la casilla lo único que hace es vigilar que la persona deposite su voto en la urna, pero no el que él marcó, sino el que previamente le entregaron, todo en las boletas oficiales del IFE.

Un diputado del PRI llegó a decir la locura de que desde satélites en el espacio estarían observando a los electores para ver si depositan o no su voto en la urna. Esto sólo para meterle miedo a los electores que a pesar de haberse inscrito y recibir el dinero, quieran traicionar la Operación Carrusel y no depositar las boletas marcadas que previamente le entregaron.

Para una familia muy pobre, que vive con menos de un dólar diario (14 pesos), aguantar un “cañonazo” de 500, mil o 5000 pesos el día de la elección a cambio de su voto es muy difícil. En México hay 10 millones en pobreza extrema y 30 millones más en pobreza. Esa es la clientela de la Operación Carrusel.

¿Cuántos electores participan así en las elecciones?

Un millón, dos millones, tres millones, cinco millones, 10 millones, no lo sabemos.

Lo único que se necesita es dinero y un grupo de operadores (dicen que el PRI tiene 2 mil millones de pesos para el día “D”). Si los dividimos a razon de 500 pesos por elector nos da 4 millones de votos. La Jornada publicó ayer un plan de la dirigencia del SNTE, encabezada por Elba Esther Gordillo, para lograr el acarreo a las urnas de 3 millones 434 mil votantes, por medio de una red de operadores compuesta por más de 27 mil activistas. No queda claro s ese operativo recurrirá al acarreo o si empleará un método más simple de adulteración del voto.

Estos votos pueden decidir la elección.

¿Qué hacer para evitar la Operación Carrusel?
¿Qué puedes hacer tú como mexicano responsable, libre, consciente y que quiere la democracia?.
Después de votar, camina por las calles de tu barrio o colonia alrededor de la casilla donde votaste y vez hay una casa de seguridad donde:
- haya mucha gente entrando
- donde haya gente desconocida que no identificas como tus vecinos
- donde la gente salga de ahí para dirigirse a la casilla y luego regrese a la misma
- donde haya muchos vehículos raros estacionados

Si ves una casa así, denúnciala a los Partidos Políticos - si puedes identificar de qué partido es esa casa de seguridad, denúnciala al partido contrario o a la Fepade (Fiscalia Especializada para la Atención de Delitos Electorales ) que está en Av. Paseo de la Reforma Num. 211-213 Col. Cuauhtémoc, México, DF. CP 06500 Teléfono 53460000. Puedes también acudir a un Notario para que de Fe de los Hechos. O puedes denunciarlo a los medios de información (Reforma, El Universal, La Jornada, etc. para que manden un fotógrafo y tomen fotos).

No te expongas. No te hagas el héroe. Puedes hacer una denuncia anónima. Pero no te quedes callado, participa.

El Presidente de Casilla y los representantes de los partidos pueden estar papando moscas en la casilla, mientras el fraude se está haciendo frente a sus narices sin que ellos ni siquiera se den cuenta. En la casilla todo está operando normal, mientras la Operación Carrusel se está llevando a cabo.

Echar abajo la Operación Carrusel sería un golpe al fraude, a la simulación. Es una acción revolucionaria.

Tu decides.


Hermanos Beltrán:
caso emblemático



En la madrugada del jueves 21 de junio elementos de la Marina derribaron a golpes la puerta de un domicilio en Zapopan, Jalisco, sembraron armas y dinero y se llevaron detenidos a los hermanos Félix Beltrán León y Kevin Beltrán Ríos (24 y 19 años). Horas más tarde, la Procuraduría General de la República (PGR) anunció que había capturado a Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán. En menos de 24 horas el teatro se cayó cuando la verdadera identidad de los detenidos fue dada a conocer por sus familiares y abogados.

En la operación participó, en grado de protagonista, la oficina antidrogas de Estados Unidos (DEA): esa instancia extranjera fue la que pasó la información para las detenciones a la Secretaría de Marina y, una vez practicados los arrestos, agentes de la DEA interrogaron a los muchachos y presionaron a Félix para que se asumiera como hijo del narcotraficante sinaloense:

“Primero le dicen que acepte que es el hijo de El Chapo y que se podría aclarar su situación después de las elecciones. Querían que firmara las declaraciones que le presentaron los de la Siedo. Entonces él les respondió que no iba a firmar nada, y no lo hizo, afortunadamente. Le insistieron: ‘tú acepta, ahorita firmas tu declaración y luego se hace la aclaración que no eras’; después, cuando se convencieron de que no aceptaría, le dijeron: ‘queremos que inculpes a las personas que nosotros te digamos y sales ahorita’, pero tampoco quiso.”

El testimonio anterior, expuesto por el representante de Beltrán León, Juan Heriberto Rangel Méndez, deja a la vista varias cosas. La primera, el escandaloso nivel de intromisión de las autoridades estadunidenses en la guerra de Felipe Calderón; la segunda, que la DEA quería a toda costa obtener un rédito político de las detenciones para endosarlo a la cuenta del PAN, lo que deja ver, además de una injerencia policial, una injerencia electoral inequívoca; la tercera, que los policías del país vecino no son más escrupulosos que sus pares mexicanos a la hora de arrancar confesiones fabricadas; la cuarta, que a unos y a otros la justicia les importa un rábano; la quinta, que en este país no sólo se persigue a los delincuentes sino también, en automático, y por instrucciones de Washington, a sus familiares, sean o no culpables.

Pese al flagrante error, los hermanos Beltrán fueron arraigados por 40 días, con base en las armas y el dinero que fueron “sembrados” en su casa de Zapopan... por los propios marinos.

El caso es paradigmático de la vesania que rige a los aparatos de procuración de justicia en el calderonato: se rinde la soberanía nacional a la DEA, se atropella a inocentes, se hace un ridículo monumental, se violenta todo marco legal citable, se produce una nueva obra de demolición en la credibilidad de las instituciones y no se rectifica por ningún motivo.

Estas son las formas de ejercicio del poder que el PAN fue aprendiendo del PRI a partir de 1988, cuando ambos partidos establecieron un pacto tácito de cogobierno que pasó por la legitimación de Salinas, las concertacesiones de los años noventa, la implacable persecución judicial de los zapatistas chiapanecos (ordenada por un presidente priísta y ejecutada por un procurador panista) y la aprobación del Fobaproa, hasta llegar al enroque partidista de 2000 en la Presidencia.

Ahora el PRI pide la devolución de la sede para seguir haciendo algo así como lo mismo: acuérdense de lo que fue el manejo de la justicia durante la gestión mexiquense de Peña Nieto, desde Acteal hasta Paulette.

Por donde se le vea, este régimen debe ser derrotado en las urnas el domingo próximo.


22.6.12

Julian, el perseguido



Para cuando salgan impresas esta líneas, Julian Assange habrá cumplido un año y diez meses de estar  sometido a una persecución judicial sin delito visible. Su verdadera culpa es haber hecho públicos centenares de miles de documentos que prueban la extremada putrefacción existente en los altos círculos del poder en buena parte de los países del mundo, empezando por los videos del Pentágono que documentan la comisión de crímenes de lesa humanidad por las fuerzas militares estadunidenses en Irak y Afganistán, un asunto en el que Gran Bretaña tiene una vinculación menor y Suecia, ninguna. Pero en todo ese tiempo los sistemas judiciales de ambos países –Estocolmo, como peticionario de la extradición, y Londres, como otorgante– han mantenido contra Assange una batalla judicial absurda e hipócrita.

El régimen estadunidense, por su parte, aunque no le ha fincado acusación alguna (todavía), ha dicho, por boca de sus funcionarios, políticos e informadores, verdaderas atrocidades contra Assange. El vicepresidente Joe Biden y el líder de la minoría senatorial Mitch McConnell lo describen como “un terrorista de alta tecnología”; el segundo opina que el australiano debería ser tratado como “un combatiente enemigo” y el jefe del Estado Mayor conjunto, Mike Mullen, afirma que “tiene las manos manchadas de sangre de algún joven soldado o de una familia afgana”. La ex gobernadora de Alaska Sarah Palin opinó que la captura de Assange debía tener la misma prioridad que la de los líderes de Al Qaeda. Bill O'Reilly, presentador de FOX, pidió su ejecución, la de los integrantes del equipo de WikiLeaks y la de quienes han filtrado documentos. Un asesor del primer ministro canadiense recomendó el asesinato del informador, en tanto que la jefa del gobierno australiano, Julia Gillard, propuso retirarle la nacionalidad y cancelarle el pasaporte.

El perseguido se ha hecho merecedor, entre otros reconocimientos, al premio de Amnistía Internacional de Medios por difundir las ejecuciones extrajudiciales en Kenia (2009); el Premio Sam Adams, la selección de los lectores de persona del año en Time, la inclusión en la lista de las cien personas más influyentes de esa misma publicación y la personalidad del año elegida por los lectores de Le Monde (2010); asimismo, recibió el Premio Periodístico Martha Gellhorn y la medalla de la Sydney Peace Foundation por sus “excepcionales valor e iniciativa en la promoción de los derechos humanos”.

Más allá de reconocimientos, el mérito de WikiLeaks, Assange y Bradley Manning –el soldado estadunidense que filtró los documentos y las videograbaciones militares que prueban las atrocidades cometidas por Washington en Irak y Afganistán–, estriba en que, sin ellos, el mundo sería hoy un sitio más oscuro y sórdido de lo que ya es, y las democracias de fachada de Estados Unidos y Europa occidental estarían atropellando derechos humanos con una impunidad semejante a la que ostentaron en los años terribles de la era de Bush, cuando una flota aérea surcaba los cielos de cuatro continentes llevando secuestrados a centros de tortura y exterminio, mientras miles de metros abajo los parlamentos pulcros votaban leyes de protección a los derechos humanos.

Por descontado, la labor de WikiLeaks ha dado elementos a las insurgencias cívicas y pacíficas que hoy proliferan en el mundo y que desbordan calles en Wall Street, en Madrid, en El Cairo, en Santiago y en México, entre otros puntos del planeta, sea porque el portal de filtraciones ha permitido conocer algunos detalles sórdidos de los gobiernos correspondientes o, simplemente, porque ha mostrado a muchos sectores sociales el camino para un trabajo de información horizontal capaz de contrarrestar a los poderes mediáticos tradicionales, casi siempre aliados  –cuando no cómplices– de los políticos.

La persecución misma de Manning y de Assange pone al desnudo la verdadera naturaleza de los regímenes “democráticos” de países como Inglaterra, Estados Unidos y Suecia. Mientras que los militares responsables de disparar contra grupos de civiles inermes gozan de la protección de sus superiores, el hombre que entregó los videos correspondientes cumple ya dos años de sufrir toda suerte de atropellos carcelarios y enfrenta la posibilidad de ser sentenciado a cadena perpetua.

Mientras el Departamento de Estado brinda cobertura a los truhanes a los que envía a intervenir y violar la ley en una treintena de países, Assange, que puso al descubierto los cables diplomáticos que lo prueban, es perseguido por una acusación rocambolesca e inverosímil. Éste es el resumen:

El 21 de agosto de 2010 la fiscal sueca Maria Häljebo ordenó su arresto para investigarlo por una supuesta agresión sexual contra Anna Ardin, pero ésta admitió que el encuentro había ocurrido con mutuo consentimiento, de modo que la funcionaria retiró la orden a las pocas horas y declaró que no había motivos para la detención. Aun así, el 30 de ese mes fue interrogado en Estocolmo por la policía, la cual no encontró razón alguna para detenerlo. Assange abandonó el territorio sueco el 27 de septiembre, y tres días más tarde otra fiscal del país nórdico, Marianne Ny, ordenó reabrir la investigación, esta vez por dos supuestas agresiones sexuales: contra Ardin y contra Sofia Wilen, pese a que ambas reconocían que sus relaciones íntimas con el sospechoso habían sido voluntarias, y giró una orden internacional de presentación para interrogarlo.

Más tarde, en una de las audiencias de extradición realizadas en el Reino Unido, una ex jueza de la Corte de Apelaciones de Suecia, Brita Sundberg-Weitman, descalificó el trabajo de Marianne Ny, la cual, dijo, “siempre da por hecho que los acusados son culpables. Creo que está tan preocupada por la situación de las mujeres agredidas y violadas que ha perdido el equilibrio”. Los fundamentos de la acusación son así de endebles: Anna Ardin se quejó porque Assange no interrumpió la relación sexual una vez que se rompió el condón que utilizaban, en tanto que Sofia Wilen adujo que el sospechoso se había frotado contra su cuerpo cuando ella dormía. En ambos casos, las “víctimas” siguieron frecuentando al “agresor” –la segunda lo albergó en su casa– varios días después de ocurridas las “agresiones”.

El martes pasado Assange acudió a la embajada de Ecuador en Londres y pidió asilo al gobierno que encabeza Rafael Correa. Al momento de escribir estas líneas, las autoridades de Quito estudiaban la petición. Es posible que le sea concedida, porque el gobierno ecuatoriano ha mantenido una postura digna, soberana y apegada a principios. Es menos probable que los gobiernos de Londres y de Estocolmo le permitan la salida de territorio inglés, porque si se le reconoce como perseguido político se vendrá abajo el teatro de las acusaciones en su contra y se evidenciará que la persecución ha tenido, desde un primer momento, motivaciones políticas tan obvias como inconfesables. Tal vez pronto llegue el momento de marchar a las representaciones diplomáticas del Reino Unido y de Suecia para exigir a los gobiernos respectivos que permitan el asilo de Assange, activista de la verdad y de la transparencia. Porque las ciudadanías de muchos países están en deuda con él y con Bradley Manning, y porque ambos, al igual que WikiLeaks, son ética, política y humanamente indispensables.



19.6.12

Momentos de ascenso


Cuando una gesta social logra convertirse en punto de confluencia de muchas reivindicaciones y muchos malestares, cuando adquiere dimensión masiva y simpatía multitudinaria, cuando forja posibilidades reales de éxito, se dice que marcha viento en popa: que las cosas van bien. Se llaman momentos de ascenso.

Pero cuando las cosas van bien para la causa, ésta se llena de logreros y de arrimados. Los disensos afloran; se intensifican los jaloneos entre corrientes y segmentos y las traiciones se ponen a la orden del día. Los embates de los adversarios crecen en virulencia y en vileza –echarán mano de todo recurso legítimo o ilegítimo para frenar el ascenso de quienes aspiran a conseguir reivindicaciones y realizar cambios– y las presiones para hacer descarrilar al movimiento, para dividirlo o, cuando menos, para confundirlo, se vuelven casi insoportables. Las reuniones se hacen ríspidas, proliferan en ellas las maniobras para imponer tal o cual posición, y la desconfianza entre compañeros tiende a sentar sus reales.

Es natural. El correlato de las ratas que abandonan las embarcaciones a punto de hundirse son las ratas que tratan de subirse al precio que sea a las que permanecen a flote y tienen perspectivas de llegar a buen puerto.

Si un movimiento empieza a cosechar éxitos, o cuando menos se aproxima a la cosecha, es porque ha conseguido generar consensos coyunturales y, a veces, hasta accidentales, entre individuos y grupos muy diversos: se convierte en un espacio de convivencia entre personas y conglomerados que en otras circunstancias actuarían en forma separada. En ese momento, las perspectivas de triunfo dependen de que la causa sepa priorizar los puntos en común por sobre las diferencias y gestionar acuerdos para sortear las segundas a fin de buscar la consecución de los primeros. Muchas veces hay que renegociar acuerdos que parecían ya tomados y que se desmoronan en forma súbita.

La proliferación de problemas internos y de golpes externos en las coyunturas de auge contrasta con el vértigo del ascenso y suele vivirse como una experiencia paradójica y amarga, como una premonición de derrota a las puertas del triunfo o, para decirlo en la metáfora de César Vallejo, como “las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema”.

Depende del grado de conciencia de los sectores que conforman al movimiento que esa incomodidad pueda ser superada y que no se convierta en parálisis. Si se tiene lucidez acerca de los objetivos superiores, las confrontaciones y las adversidades pueden ser resueltas. Si hay claridad sobre lo que puede lograrse y lo que no, el éxito se vuelve una posibilidad real. Hay que saber distinguir los tiempos de la construcción a largo plazo de las circunstancias en las que es preciso pronunciar “ahora o nunca”.

Hay momentos en que se hace indispensable un acopio casi infinito de paciencia para dar fuerza y músculo a la impaciencia. Ninguna lucha social con perspectivas de éxito es un rosario de triunfos consecutivos y engarzados nada más por el entusiasmo. Se requiere, también de aptitud para sobreponerse a los golpes y a situaciones anticlimáticas.

Un movimiento social triunfante es una combinación entre una energía arrolladora y un delicado tejido de subconjuntos e intersecciones de convicciones, intereses, anhelos, afinidades y aversiones personales y grupales.

Cuando una gesta social vive momentos de ascenso es normal que se vea sometida a golpes externos que quieren ser contundentes y definitivos, y que proliferen en su seno los desacuerdos, las intrigas, las desconfianzas, las grillas y hasta las traiciones. De algún modo, esos inconvenientes amargos son señal de que las cosas van bien. Porque cuando van mal no pasa nada de nada.



Adición del 24 de junio:

Estimado Pedro:
 
Como siempre, leí con atención tu artículo "Momentos de ascenso" con el que tengo una discrepancia de fondo. Dices ahí que "Cuando una gesta social vive momentos de ascenso es normal que se vea sometida a golpes externos que quieren ser contundentes y definitivos", en lo que puedo estar de acuerdo. En lo que discrepo es en aquello de que en esos momentos "proliferen en su seno los desacuerdos, las intrigas, las desconfianzas, las grillas y hasta las traiciones". Decía el padre Hegel que los movimientos en ascenso tienden a la unidad, lo que es comprobable. Es en el descenso, en la derrota, donde se multiplican las bacterias de la dispersión, los enconos y las descalificaciones. Como sabes, la victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana. Observa cómo hasta dentro del PRD se han calmado las broncas en estas semanas. Si pierde el Peje volverán a las andadas y ahora sí creo que se dividirán. Pero si AMLO gana entonces hasta los sectores más oportunistas --los Chuchos y otros especímenes de esa ralea-- asistirán muy orondos al reparto de posiciones, como si las merecieran, y la gente decente del PRD tendrá que admitirlos porque los va a necesitar.
 
Ya sé que no tengo derecho a querer enmendarte la plana, pero te mando estas líneas como un pequeño homenaje a tu inteligencia, que suele dar textos muy buenos. Un abrazo.
 
Humberto Musacchio

Humberto:


Claro que tienes tienes todo el derecho del mundo a enmendarme la plana, especialmente, cuando te asiste la razón, como es ahora el caso. Formulé de manera pésima lo que quería decir: que los oportunismos proliferan en los movimientos ascendentes y que en tales circunstancias todo mundo quiere figurar. Te agradezco la corrección y la consigno ahora en la entrada del blog.

Afectuoso abrazo.

PM

18.6.12

#YoSoy132: corre escándalo


Desde los enjuages inmundos del Fobaproa, pasando por el Pemexgate, los negocios turbios de Marta Sahagún y de sus hijos y la desaparición, en el sexenio de Fox, de 75 mil millones de dólares producto de los sobreprecios petroleros, el enriquecimiento súbito de Arturo Montiel, hasta los contratos multimillonarios a favor de Repsol, la “Estela de Luz” y el derroche del equipo de Peña Nieto en la compra de votos, la derecha oligárquica está impregnada de escándalo. Muchos de esos episodios, más otros, debieran bastar, en un pleno estado de derecho, para llenar uno o dos reclusorios con funcionarios delincuentes. Con la cuarta parte de lo que se ha publicado del material de WikiLeaks sobre México habría sido suficiente, en un contexto de normalidad democrática, para inducir la caída del gobierno federal y de algunos estatales.

La infracción a la legalidad es una de las esencias de este régimen bipartidista instaurado a partir de los acuerdos PRI-PAN en el Colegio Electoral de 1988 para imponer a Carlos Salinas como ocupante espurio de la Presidencia. Si las revelaciones exasperantes y contundentes no han logrado, hasta ahora, romper la cáscara de la impunidad, ello se debe al triple blindaje de que se ha dotado el grupo gobernante. Éste domina, en efecto, los organismos de procuración e impartición de justicia, desde la facciosa PGR hasta la Tremenda Corte que distribuye exoneraciones entre pederastas, gobernadores asesinos y altos funcionarios involucrados en el homicidio doloso de bebés; el Legislativo, que sería la instancia capaz de someter a juicio político a los gobernantes, y el aparato mediático, sin el cual no hay caja de resonancia para que la sociedad conozca la trayectoria criminal de sus representantes reales o supuestos.

Tal blindaje no es sólo un instrumento defensivo, sino que se usa también como aparato de persecución de disidentes y opositores. En tiempos de Fox el máximo tribunal del país quería obligar a López Obrador a que pagara una indemnización fraudulenta a un puñado de logreros que reclamaban, con papeles falsificados, la propiedad del Paraje San Juan. Descubierta la trampa, se centró en hacerlo aparecer como rebelde ante la ley en el caso del Encino. Acto seguido, el Congreso lo desaforó, en uno de los procesos más turbios e injustos en la historia de la república.

Para entonces, el ejército mediático del régimen ya había realizado su tarea, presentando escenas –René Bejarano y Carlos Imaz recibiendo dinero de Carlos Ahumada, Gustavo Ponce apostando en Las Vegas– que podían ser indicativas de delito. López Obrador ordenó de inmediato al entonces procurador capitalino, Bernardo Bátiz, una investigación exhasutiva de los tres involucrados, en tanto que la PGR foxista se frotó las manos y empezó a preparar sus propias imputaciones. A Imaz no se le halló motivo para ser procesado. Bejarano enfrentó en el reclusorio un juicio en el que resultó exonerado de todos los cargos y Ponce aún se encuentra en prisión purgando una sentencia por lavado de dinero. El foxismo nunca pudo comprobar vinculación alguna del entonces jefe de gobierno con las actividades de los tres personajes, pero hasta la fecha algunos despistados siguen pensando que López Obrador era cómplice en el manejo de esos cientos de miles de pesos exhibidos por la televisión comercial.

En cambio, la misteriosa desaparición de 75 mil millones de dólares de las arcas públicas en el sexenio foxista –eso, sin contar con las raterías de su mujer y sus hijastros– no parece ocupar un sitio relevante en la conciencia de la sociedad. Algunos personeros del régimen han sido exhibidos en situaciones mucho más comprometedoras. Es el caso del “Niño Verde”, Jorge Emilio González Martínez, quien fue pillado en video cuando pedía dos millones de dólares a cambio de gestionar un permiso para la construcción de un hotel en Cancún. O el del ex gobernador poblano Mario Marín, de quien se conoce una conversación telefónica con el empresario Kamel Nacif en la que ambos conspiran para violar a una periodista y, presuntamente, para cometer actos de pederastia. Ambos gozan de completa impunidad. La diferencia entre unos y otros casos estriba en el manejo desigual con que opera el aparato mediático del régimen.

El videoescándalo es la táctica que la oligarquía gobernante emplea contra personas o grupos que puedan representar una amenaza para sus intereses y su perpetuación en el poder. La orquesta de los medios –electrónicos e impresos– busca producir, mediante fragmentos de realidad que podrían insinuar la comisión de un delito, juicios instantáneos y veredictos de culpabilidad. Así ocurrió con el supuesto “pase de charola” a favor de AMLO que resultó ser un montaje vacío e insustancial.

Ante el surgimiento de #YoSoy132, el régimen y su candidato han intentado algunas de sus tácticas clásicas para neutralizar al movimiento estudiantil y juvenil. Primero vinieron las descalificaciones y las amenazas veladas o no tanto, y el movimiento se fortaleció. Luego, el aparato priísta ha montado provocaciones violentas, pero con ello no ha logrado más que aumentar su descrédito y el repudio social creciente. En seguida se intentó infiltrar y dividir al movimiento: se inventó una supuesta disidencia, “#GeneracionMx”, que en menos de 24 horas había sido evidenciada como impostura. Antier, en Aguascalientes, el priísmo intentaba inflar con acarreados a un membrete denominado “#MéxicoCongruente” para hacer competencia a la organización estudiantil original. Hace unas horas los operadores de Peña Nieto sacaron del sombrero al tal Manuel Cossío (@McossioMX), una suerte de Carlos Ahumada contemporáneo, infiltrado en #YoSoy132 para obtener supuestas pruebas de que el movimiento era manejado por Morena y el entorno de López Obrador. Con grabaciones de audio obviamente editadas, el agente peñista consiguió presentar a Saúl Alvídrez (@SaulAlvidrezR) como una supuesta correa de transmisión entre la candidatura de AMLO y #YoSoy132. El evidente propósito de la manipulación es descalificar al movimiento estudiantil como un fenómeno artificial y tripulado por la izquierda. Escándalo servido.

Es recomendable confiar en la agudeza, la lucidez, la honestidad y la creatividad demostrada hasta ahora por l@s chav@s de #YoSoy132. El movimiento saldrá avante y fortalecido de este nuevo golpe en su contra y el enjuage acabará por revertirse contra Peña Nieto y su equipo, llevándolos a una nueva sima de descrédito y repudio social. En presencia de una sociedad lúcida la fuerza de la verdad se impone a las maquinaciones del poder. Será el caso.

14.6.12

Guido Zapata Fawkes



Un corresponsal extranjero dio por hecho que se trataba de una caracterización de Pancho Villa, pero los elementos de la indumentaria apuntan más bien a Emiliano Zapata. Da igual: el hecho es que se ha recogido el símbolo de un revolucionario mexicano –de cualquiera de ellos o, mejor, de ambos– y se le ha agregado un emblema adicional: el rostro caricaturizado de Guy Fawkes, el fundamentalista católico que a principios del siglo XVII trató de volar el Palacio de Westminster y que hasta hace muy poco era, o sigue siendo, considerado un canalla, hasta el punto que el 5 de noviembre, en la Gran Bretaña actual, se conmemora su fracaso con fuegos artificiales y postres tradicionales.

Vista con los ojos de la actualidad, la Conspiración de la Pólvora (1605) tiene un gran parecido con los atentados del 11 de septiembre de 2001, aunque la primera fracasó y los segundos lograron su objetivo. En ambos casos, un grupo de fanáticos religiosos querían demoler edificios que simbolizaban el poderío de un poder enemigo y opresor.

Los complotados ingleses pretendían hacer volar por los aires la sede del Parlamento para acabar con el gobierno protestante y restablecer la fidelidad a Roma en la corona británica. Para ello acumularon 36 barriles de pólvora en los sótanos del edificio, tarea que fue coordinada por Fawkes, que era, de entre los conjurados, quien tenía experiencia militar: la había adquirido peleando contra los protestantes bajo las órdenes de la corona española, y por eso se hacía llamar Guido, en español. La conspiración fue descubierta y la mayor parte de los participantes –Fawkes incluido– fueron ejecutados a la brevedad y sus cuerpos fueron descuartizados y exhibidos al morbo de la plebe.

A principios de 1993 una célula integrista estrechamente relacionada con Al Qaeda (aunque se ha dicho que fueron manipulados por el FBI, cuyos directivos necesitaban un preteto para impulsar la aprobación de una ley antiterrorista) hizo estallar un camión cargado con 680 kilos de explosivos que había sido colocado en el estacionamiento subterráneo de las Torres Gemelas, en Nueva York. El propósito era destruir los cimientos de la Torre Norte para hacerla caer sobre la Torre Sur. En esa ocasión no lo lograron, pero ocho años más tarde los dos magnos edificios se colapsaron tras el impacto en sus estructuras de sendos aviones comerciales repletos de pasajeros. Según la versión oficial, a Osama Bin Laden le llegó el turno de ser descuartizado el 2 de mayo de 2011, cuando estaba por cumplirse una década de los atentados.

En 1840 William Harrison Ainsworth  publicó la novela de folletón Guy Fawkes, la cual, como ocurre con otras obras de mala calidad literaria, se volvió un best seller. pero fue la historieta V for Vendetta (“V de Venganza”), publicada en Estados Unidos entre 1982 y 1989, escrita por Alan Moore e ilustrado por David Lloyd, y que pronto se volvió “de culto”, la que operó la conversión del terrorista histórico en un disidente anónimo que lucha contra un gobierno fascista en una Inglaterra del futuro cercano. La adaptación al cine de 2005 culminó la metamorfosis hasta hacer de Fawkes un héroe entrañable.

Tres años más tarde, en el marco de la consolidación del ciberactivismo y del surgimiento de Anonymous, la máscara devino emblema de las rebeldías modernas. De la película y de las redes, el rostro caricaturizado pasó a los movimientos de Indignados (España), de Occupy (Estados Unidos), a las revueltas árabes, al movimiento estudiantil chileno y a las marchas de #YoSoy132 en México. Están por llegar las imágenes de manifestantes moscovitas que reclaman la salida de Putin del poder, ataviados con esa máscara. El propio Julian Assange ha ocultado su rostro bajo ese emblema y muchos miles de Fawkes saldrán a protestar si Inglaterra llega a cometer contra él la suprema injusticia de extraditarlo a Suecia por delitos sexuales inventados.


Por supuesto, la adopción del símbolo por las rebeldías internacionales contemporáneas no implica en forma alguna la reivindicación de los conspiradores católicos del siglo XVII, sino la del anónimo “V”, del cómic de Moore-Lloyd, combatiente de la libertad ante un régimen opresor y totalitario. Una enseñanza de la posmodernidad es que los emblemas de lucha no necesariamente provienen de la historia: pueden, por qué no, recuperarse de la historieta.

¿Y Zapata? Bueno, Zapata –cuyas generales no es necesario repetir, y quien, hasta nuevo aviso, no tiene nada que ver con Fawkes– también ha estado muy activo en estos años, y no sólo en México. Se le ha visto en encuentros altermundistas; se le busca como fuente de inspiración en las poblaciones rurales ofendidas, en los asentamientos abandonados, en las movilizaciones en defensa de la libertad, del salario y de la tierra. Zapata vive porque no hay nada más moderno que lo ancestral, porque no hay forma más eficaz de incidir en el mundo que la gesta local y porque nada es más poderoso que la impotencia de los desposeídos. La consigna que lo invoca empieza a una sola voz, como una especie de lamento espectral y lejano que crece, se multiplica en las gargantas de los presentes y estalla en un ritmo furibundo y festivo.

La hibridación de los dos símbolos en las calles rebeldes y festivas del México contemporáneo es parte de una corriente más bien mundial. Si los manifestantes árabes enmarcan los trazos de ese rostro sonriente con una kufiyya palestina –otro emblema entrañable– por qué no podrían tocarlo, los mexicanos, con un sombrero zapatista.

“Hacemos un llamado a todos los oprimidos a unirnos en una misma a lucha por la libertad, por la justicia, por los sueños que compartimos y por el futuro que merecemos”, se asienta en el Manifiesto #YoSoy132 (29/05/2012) y ante ese aserto nadie puede llamarse a engaño: con sombrero de Zapata, con máscara de Fawkes o con pañuelo palestino, o sin ninguno de esos accesorios, #YoSoy132 es, por derecho propio, parte de esa gran rebelión ciudadana que recorre el mundo neoliberal y que clama por limpiar toda la indecencia acumulada en la vida pública.

A diferencia de lo ocurrido en Estados Unidos y en España, el movimiento mexicano ha percibido con nitidez la necesidad de asumir a plenitud la dimensión política de los ciudadanos y de empezar a contrarrestar la despolitización atomizante y desintegradora inducida por el capital, sus medios y sus propagandistas. Así sea.