30.12.10

Para 2011


No te quiebres, país: la noche oscura

en la que nos sumió la oligarquía

pronto terminará. Será de día,

habrá pan y salud y habrá cultura.


Se volverá a sembrar en tu llanura,

se recuperará tu serranía,

habrá legalidad, soberanía,

trabajo y libertad, paz y cordura.


No te quiebres, país: será la aurora

producto de tu lucha convencida,

de tu fuerza, tu amor y tu tamaño.


Vamos a amanecer. Empieza ahora.

Muera la oscuridad. Viva la vida

con luz y dignidad, y feliz año.


27.12.10

Lunes de Luneta


Dios mío: juntos, Luneta y Sócrates hacen más caca que todos los efectivos de la 82 División Aerotransportada.

26.12.10

De Elena Pérez Duarte
a FCH, sobre el homicidio
de Marisela Escobedo

... cuando renuncié a mi cargo como Fiscal Especial de la PGR para la Atención a los Delitos Relacionados con Actos de Violencia contra las Mujeres, hoy FEVIMTRA, señalé con toda claridad que lo hacía por vergüenza de pertenecer al corrupto sistema de justicia de nuestro país. Hoy, esa vergüenza vuelve a quemarme la piel y la conciencia; por eso, no puedo sino unirme a la indignación de todas las mujeres de este país que, después de conocer la noticia del asesinato de Marisela Escobedo Ortiz y de las agresiones que ha sufrido su familia en estos últimos días, exigen justicia; me uno a ellas, denunciando con toda la energía de que soy capaz, la corrupción que se esconde tras cientos de palabras huecas...


Texto completo de la carta de la
Dra. Alicia Elena Pérez Duarte a Felipe Calderón

EU propuso a Galván Galván
aplicar en México la
experiencia obtenida en Irak

De 7 a 10 años más durará la “guerra”
contra el narco: titular de la Sedena

Cable de WikiLeaks sobre un encuentro entre el general secretario y Dennis Blair, director nacional de Inteligencia de EU * Ambos planeaban una operación "en tres etapas" para capturar al Chapo Guzmán * Las operaciones conjuntas, en riesgo por las filtraciones de funcionarios corruptos, advirtió el mexicano

Tomado del blog





Cable 09Mexico3077 en Español

E S T E R C SECCIÓN 01 DE MEXICO 02 003 077

NOFORN

SENSIBLE

SIPDIS

E.O. 12958: Dec: 07/24/2019

TAGS: PREL, PGOV, PINR, MX

ASUNTO: DIRECTOR DE INTELIGENCIA NACIONAL, DENNIS BLAIR

REUNIÓN CON GENERAL GALVAN GALVAN, 19 DE OCTUBRE

Clasificado por: Ministro Consejero Político Gustavo Delgado.

Motivo: 1.4 (b), (d).

1. (S / NF) Resumen. DNI, Dennis Blair, se reunió con Secretario General Guillermo Galván Galván el 19 de octubre de 2009 previo a las reuniones con el presidente Calderón y miembros de su equipo de seguridad nacional (referencia a y b). La discusión se centró en gran medida en rol de los militares en la lucha contra el narcotráfico. Galván se lamentó por la posibilidad de un mandato doméstico largo, habló de la necesidad de mejorar el apoyo de inteligencia en las operaciones, y también sobre su desconfianza hacia los otros elementos de seguridad del gobierno mexicano.

Galván está claramente buscando cooperación del gobierno de EU para fortalecer la capacidad de su institución para combatir a las organizaciones de tráfico de drogas y va a tratar de mantener las acciones militares en su propio terreno, más que buscar trabajar más ampliamente con otros cuerpos de seguridad de México. Fin de resumen.

2. (S / NF) Para abrir la discusión con el general Galván Galván y miembros de alto nivel de su equipo de inteligencia, DNI Blair reconoció los retos que enfrenta el ejército cuando se tiene que luchar en una guerra – en este caso contra el tráfico de drogas- en su propio país.

En respuesta a la pregunta del DNI sobre cómo el gobierno de México puede hacer la transición de una lucha contra el narcotráfico de las fuerzas armadas a una lucha estrictamente civil, Galván dijo que actualmente no ve un fin rápido a su despliegue interno. Indicó que el esfuerzo es difícil para los militares, en parte debido a la percepción de que no tienen marco jurídico para respaldar sus acciones.

Señaló que la SEDENA está trabajando con el Congreso para aprobar una legislación que aborde este asunto. (Nota: Calderón presentó al Congreso una Ley de Seguridad que buscar definir el rol del ejército en el lucha interna contra el narco. Nota final.) Asimismo, mencionó que el artículo 29 de la Constitución sirve de base para llamar a un estado de excepción y “en ciertas áreas del país eso puede ofrecerles tal autoridad legal” (ver septel para el debate sobre el Artículo 29).

SEDENA corre el riesgo de perder el prestigio público y ser criticado en materia de derechos humanos si su mandato se extiende, pero sin embargo él espera que el ejército mantenga su rol actual los próximos 7 a 10 años. Galván sugirió que aumentar la cooperación de la inteligencia de EE.UU. podría reducir ese período de tiempo, y también aplaudió los esfuerzos de gobierno de Estados Unidos para prevenir el tráfico de armas a través de la frontera con México.

3. (S / NF) Galván indicó que está interesado en establecer los más altos niveles de cooperación con el gobierno de Estados Unidos, particularmente a la luz de sus “nuevas autoridades”, como la institución responsable de la captura de objetivos de alto valor, entre ellos dos miembros de los Zetas y la cabeza del cártel de Sinaloa Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.

Dijo además que la SEDENA estaba llevando a cabo una operación en tres etapas, específicamente dirigida al Chapo. La primera etapa, que en gran parte han cumplido, es establecer una fuerza física en el área de su operación, principalmente destinada a reunir información de inteligencia.

Señaló que se han encontrado 10 a 15 lugares en los que se mueve, pero que el Chapo tiene el apoyo de una amplia red de informantes y tiene los círculos de seguridad de hasta 300 hombres que hacen su captura complicada. La segunda etapa es desplegar un círculo de tropas en la zona donde se mueve, lo que Galván espera realizar pronto. La tercera etapa es su captura.

4. (S / NF) El DNI sugiere que el mejoramiento en la inteligencia de las unidades desplegadas haría más eficiente la capacidad de las tropas de iniciar operaciones más rápido, como el gobierno de Estados Unidos aprendió en su experiencia en Irak. Galván dijo que el concepto es claro

- Entiende que la inteligencia no sirve para nada sin una buena una fuerza capaz de reacción. Señaló la SEDENA debe mejorar la comunicación vertical en asuntos de inteligencia, y dijo que estaría dispuesto a aceptar cualquier forma de entrenamiento que el gobierno de EU pueda ofrecer. Galván se quejó de que las operaciones conjuntas con otras autoridades son un reto debido a las filtraciones sobre planeación e información por parte de funcionarios corruptos, que han puesto en riesgo esfuerzos pasados. Llevar a la policía, particularmente a nivel municipal y estatal, a un buen estándar será un reto y un proceso prolongado. Galván dijo que el despliegue permanente de la SEDENA de dos oficiales del Centro de Inteligencia de El Paso ayudará a difundir rápidamente información al comandante en Ciudad Juárez.

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R 262337Z 09 de octubre

FM MÉXICO AMEMBASSY

A RUEHC / Secretario de Estado WASHDC 8758

RUEHXC INFO / TODOS LOS EE.UU. CONSULADOS EN MÉXICO COLECTIVA

RHMFISS / DEPARTAMENTO DE JUSTICIA WASHINGTON DC

RUEHC / DEPARTAMENTO DE TRABAJO DE WASHINGTON DC

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RHMFISS / USSOUTHCOM CDR MIAMI FL

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20.12.10

Comparación odiosa

Sin ningún propósito de negar, minimizar o desvirtuar el dolor auténtico de Isabel Miranda de Wallace, de Alejandro Martí y de Nelson Vargas, el tratamiento que se les ha otorgado es radicalmente distinto al que se dio a Marisela Escobedo.

Las diferencias entre los tres primeros y esta última son simples: por un lado, aquellos tienen recursos económicos sobrados y una posición social, en tanto que Marisela era pobre; por el otro, Miranda de Wallace, Martí y Vargas se desenvuelven en el Distrito Federal, en tanto que Marisela vivió, luchó y murió en Chihuahua.

Para Isabel, para Alejandro y para Nelson hubo audiencias oficiales, atenciones, cámaras y micrófonos de los medios. A la madre de Hugo Wallace le dieron incluso un premio de Derechos Humanos.

A Marisela Escobedo lo que le dieron fue un balazo.

18.12.10

Trastornos del sueño


En las narices de César Duarte, gobernador de Chihuahua,
a cien metros del fiscal del estado Jorge Enrique Nicolás,
junto al escritorio de Genaro García Luna,
secretario de Seguridad Pública federal,

a un lado de la silla del presidente espurio Felipe Calderón,
bajo el brazo armado del general secretario Galván Galván,
al filo del agua que domina el almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza,
Marisela Escobedo fue muerta de un balazo.

Marisela no era gobernadora ni procuradora ni secretaria
de nada, ni presidenta usurpadora,
no tenía hombres armados bajo su mando,
no era uno de esos periodistas que buscan culpables alternativos
de la tragedia que se llama México
ni artista contratada para el Bicentenario:

era solamente la mamá de
Rubí Marisol Frayre Escobedo
,
una chava que se casó, apenas adolescente,
con Sergio Rafael Barraza Bocanegra,
un tipo que la golpeaba
y quien, tras dos años de matrimonio,
el 28 de agosto de 2008,
la asesinó,
prendió fuego a su cadáver
y lo tiró en un basurero.

En el correspondiente juicio oral,
Barraza Bocanegra se declaró culpable
pero la presidenta del tribunal, Catalina Ochoa Contreras,
el redactor Netzahualcóyotl Zúñiga
y Rafael Boudid, tercer integrante del tribunal,
no hallaron elementos para condenarlo,
dijeron que la Procuraduría de Chihuahua
había armado mal la acusación
y dejaron en libertad al homicida.

El entonces gobernador, José Reyes Baeza,
se lavó las manos,
en el DF, todo mundo se lavó las manos,
y mientras más se las lavaban,
era más fuerte la pestilencia.

Tras quedarse huérfana de su hija,
ayuna de justicia, desnuda de
patria que le respondiera,
Marisela hizo una manta con el retrato
de la muchacha muerta,
se la puso de vestido
y
marchó
, acompañada o sola,
en demanda de castigo para el asesino
y en protesta por tanta mierda.

El viernes 30 de julio de 2010,
Marisela
tocó a la puerta
de la Residencia Oficial de Los Pinos
en demanda de justicia.
Iba acompañada por Bertha Alicia García,
mamá de
Brenda Berenice Castillo García
,
una chava casada y con un hijo de meses
que desapareció el 6 de enero de 2009
en la ciudad de Chihuahua,
cuando salió a buscar trabajo;
nadie ha vuelto a verla, desde entonces,
pero su desaparición no causó
el ruido ni el revuelo que ha provocado

la del raterazo Fernández de Cevallos.

Pero, por esos días, Calderón desarrollaba una “agenda privada”
(¿estaría preparando sus fiestas del Bicentenario
o armando el futuro político de su hermana en Michoacán,
o bien planeando ofensivas contra los electricistas,
o revisando sus negocios inmobiliarios en la colonia Las Águilas,
o sólo bebiendo de más, como todo el país dice que lo hace?)
y las dos madres dolientes

fueron recibidas por el asistente del secretario particular
de un funcionario de medio pelo.

Durante muchos meses, Marisela y Bertha Alicia
acudieron a todas las instancias habidas y por haber,

pegaron retratos de sus hijas en los postes de medio país,
marcharon vestidas sólo con los retratos de sus muertas

–asesinada, una,
la otra, ausente,
o, mejor dicho, las dos, ausentes–
y con la dignidad que no les quedaba grande,
a diferencia de las casacas militares
que se pone Calderón para sentirse muy estadista
(¡tiene tantos negocios que atender!)
y cuyas mangas arrastran por el suelo.

Marisela
recibió amenazas de muerte

e informó de ello a las autoridades municipales, estatales y federales
pero ya saben cuán ocupados viven los funcionarios.
A nadie se le ocurrió ponerle escolta,
nadie se interesó por la mamá anónima de una muerta anónima,
salvo un puñado de ciudadanos también anónimos
que le dieron una palmada en la espalda,
le regalaron una sonrisa triste
o le ofrecieron una lágrima.

Y ya saben lo que pasó después:
tras recibir unos abrazos, unas sonrisas
y unas lágrimas solidarias,
lo siguiente que Marisela recibió
fue un balazo en la cabeza.

En las narices de César Duarte, gobernador de Chihuahua.
A cien metros del fiscal del estado Jorge Enrique Nicolás.
Junto al escritorio de Genaro García Luna, secretario
de Seguridad Pública federal

(horas después del homicidio de Marisela,
este funcionario se jactaba de los éxitos del gobierno
contra la delincuencia y anticipaba:

“desmantelar organizaciones criminales
implica un aumento proporcional

en la capacidad carcelaria”).

A un lado de la silla del presidente espurio Felipe Calderón.
Bajo el brazo armado del general secretario Galván Galván.
Al filo del agua que domina el almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza.

Todos estos funcionarios, más otros,
están satisfechos consigo mismos y en paz
con sus conciencias respectivas
porque cumplen con su deber,
velan por la seguridad ciudadana,
se aseguran de la aplicación de lasa leyes,
vigilan que se cumplan los códigos
y que los ciudadanos puedan ejercer
sus derechos y garantías
sin cortapisas.
Cuidan a la patria,
cuidan a Marisela,
cuidan a Brenda Berenice y a Rocío Marisol,
como antes salvaguardaron la vida de Josefina Reyes,
otra defensora de los derechos humanos
asesinada en Chihuahua.

(Mala onda, este 2010 en Chihuahua
que empezó con el homicidio de una activista,
se despide con el homicidio de otra activista
y cabalgó ese estado, como otros,

a galope de decenas de muertos diarios).

Pero esos son los costos de la guerra,
será una guerra larga, será cruenta,
pero treinta mil y pico de vidas,
más las que se acumulen esta semana,
son un precio bajo para recibir una palmada en
la espalda como las que le da Obama a Calderón al llamarlo “valiente”.

Los funcionarios han cumplido con su deber
y pueden dormir tranquilos.
Pero unos cuantos ciudadanos, neuróticos que somos,
sabemos que le hemos fallado a Marisela,
que debimos clamar, patear la puerta,
arrebatar micrófonos en actos oficiales y en fiestas infantiles
y gritar en ellos: “¡Con una chingada,
háganle caso a esta mujer!”
Y como no lo hicimos,
desde el asesinato de Marisela
imaginamos que sigue caminando,
evidente, desnuda, necesaria,
y no logramos conciliar el sueño.

Comunicado de “Misteriosos Desaparecedores”

(Recibido en navegaciones@yahoo.com el 17 de diciembre a las 3:59 pm)


A los medios de comunicación nacionales e internacionales.

El día de ayer, apelando a su profesionalismo, enviamos la parte primera del Boletín-Epílogo de una desaparición. Hoy de nueva cuenta informamos que Diego Fernández de Cevallos Ramos será liberado, por lo que volvemos a solicitar la publicación del Boletín-Epílogo.

Atte:

Los ex misteriosos desaparecedores.


EPÍLOGO DE UNA DESAPARICIÓN

Primera de tres.

Los clásicos no establecieron ningún principio que prohibiera matar, fueron los más compasivos de todos los hombres, pero veían ante sí enemigos de la humanidad que no era posible vencer mediante el convencimiento. Todo el afán de los clásicos estuvo dirigido a la creación de circunstancias en las que el matar ya no sea provechoso para nadie. Lucharon contra la violencia que abusa y contra la violencia que impide el movimiento. No vacilaron en oponer violencia a la violencia.

Bertolt Brecht


En México vivimos inmersos en un clima de creciente violencia destructiva que las mafias del gobierno permiten y fomentan, porque sólo así pueden ocultar la sistemática represión, tratar de controlar el descontento social e impedir, por el momento, que se generalice la lucha popular. Las formas de la violencia son cada vez más crueles y abominables; el conflicto no sólo ha dejado decenas de miles de personas muertas, sino terror e incertidumbre entre los vivos. La distancia entre el discurso de gobierno y las prácticas corruptas que lo caracterizan son una clara muestra de que los más altos funcionarios y las instituciones del Estado mexicano están coludidos con el crimen contra quien dicen estar luchando.

Esta contradicción inicial desata una cadena ininterrumpida de mentiras difundidas ampliamente por los medios de comunicación con los que están coludidos; esta difusión forma parte de la violencia cultural que promueve, legitima y justifica la violencia directa que el gobierno sostiene, así como de la violencia del hambre, del desempleo, de la migración, de la delincuencia infantil y juvenil, de la trata de blancas. En fin, de esa violencia silenciosa que obliga a gritar ¡Ya Basta!

Vemos día a día la impunidad militar, los levantones policiales para entregar víctimas al narco y la convivencia evidente entre presidente de la república, gobernadores, senadores, diputados, jueces, generales y jefes policiacos con los grandes capos, incluso, es posible afirmar que la alta burocracia y los sectores reaccionarios de la clase política, son quienes forman parte de las mafias más criminales en nuestro país. La guerra que el gobierno dice sostener en aras de la paz, no combate la raíz del problema ni a los verdaderos delincuentes, los de cuello blanco, que con base en fobaproas, rescates empresariales, privatizaciones (concesiones de carreteras, contratos secretos del petróleo, de fibra óptica y otros recursos naturales) se enriquecen y adquieren la facultad de poner y quitar gobiernos.

Sin embargo la violencia más sofisticada, la que a diario nos golpea y quizá la que menos reconocemos como violencia, es la que parece no venir de ninguna persona; es la violencia estructural invisible presentada siempre como "estragos", "golpes" o crisis internacionales que parecen nunca terminar para Nosotros pueblo y que nos son presentadas como avances. El duopolio televisivo y los gobernantes quieren que creamos en los avances y en la modernidad mientras hay más despidos, menos oportunidades de encontrar empleos productivos y un salario que cada día vale menos. Esa modernidad no es con la que soñamos ni la que queremos heredar a nuestros hijos.

La pobreza, para muchos la miseria, es una constante amenaza de muerte y es mucho más poderosa que todos los grupos de sicarios juntos; la vida es reducida a su condición de supervivencia sin ninguna posibilidad de un desarrollo auténticamente humano. Estas condiciones acercan a millones de personas más a la muerte que a la vida y frente a este peligro (del que Ellos, los grupos privilegiados, se benefician funcionalizando la pobreza al máximo) no se encontrarán soluciones concretas a menos que lo hagamos Nosotros.

Así, la violencia visible-directa, la invisible-estructural (de la que parece no haber ningún responsable) y la cultural, son promovidas y sustentadas por los gobiernos; éstos, no son la representación política de todos los mexicanos, sino quienes velan por los intereses de una restringida porción de la población, que privilegian especialmente a un restringido número de familias que encabezan el control del poder, la clase privilegiada, que se hace carne y hueso en un entramado altamente sofisticado y eficiente de grupos y personajes clave, que con una planeación meticulosa y una larga carrera, se siguen colocando en posiciones estratégicas para continuar beneficiándose a costa de todo un país. El gobierno es mafioso porque protege los intereses de los grandes ricos, de los dueños de todo, de los que saquean nuestros recursos naturales y trafican con todo desde personas hasta armas, drogas e influencias. Es un gobierno que sirve a las mafias aliadas al capital trasnacional, también mafioso.

Desde allí operan por dentro y por fuera de la ley grandes intereses económicos y políticos, en un entramado múltiple de lazos familiares, de compadrazgo, de arreglos de conveniencia, secretos, pactos, complicidades, bendecidos por la cúpula de poder de la Iglesia católica y una certeza que los identifica: pertenecer a un grupo definido al que son leales, conscientes de ser Ellos quienes tienen el poder y la riqueza repartida entre sus manos.

Para Nosotros la violencia (la visible y la aparentemente invisible) se traduce en un constante peligro de muerte, debido por un lado, a la intensificación de los conflictos que el saqueo mafioso genera para obtener mayores ganancias, y por otro de manera cotidiana por las condiciones de pobreza y miseria que reduce la vida a una lucha por la supervivencia y al andar diario por un estrecho pasillo de 60 pesos por familia; se vive al día y no hay posibilidad de progreso. Vivimos en amenaza de muerte al tener acceso restringido a la alimentación, a la salud, a los servicios, a los derechos y a conocer la justicia. Como así son las cosas, nos toca perder y como nos habíamos resignado, dejamos de sentir la violencia de no poder vivir bien. En ese sentido también Nosotros volvimos "normal" la violencia; violento no es solo lo que muestran los muertos, violento es también lo que ocultamos los vivos.

La sociedad mexicana, como podemos ver, está divida en dos: Ellos y Nosotros, Ellos ricos y Nosotros pobres, cuyos mundos y realidades son totalmente opuestos pero existen y se desarrollan al mismo tiempo; es la historia que Ellos difunden como la evolución de un solo proyecto al que discursivamente pertenecemos por igual y al mismo nivel todos los mexicanos. Ellos aplauden los discursos del gobierno en los que se alude al avance y bienestar en México, pues los confirman en su nivel de vida que constantemente mejora (mejor alimentación, vestido, educación, salud, bienes muebles e inmuebles, lujos, vacaciones y descanso, etc.); sólo en su cerrado círculo el progreso es realidad.

Ellos acumulan riqueza por todos los medios, unos por la vía legal-permisible y otros de forma ilegal-criminal; ambos son lo mismo, pues siempre tienen la posibilidad (al ser Ellos quienes legislan) de transformar lo ilegal en ley y viceversa; en realidad no son extrañas las revelaciones de que la mayoría de las veces quienes viven para acumular riqueza no distinguen en sus círculos entre quienes respetan las leyes y entre quienes no lo hacen. Lo que pasa es que unos ocupan cargos dentro de las instituciones del Estado y pueden, desde dentro, operar en su favor y ser muy legales. Los intereses políticos y económicos son dos frentes de una misma estrategia que viene fundida y defendida por la violencia. El gobierno mexicano se sostiene con el uso legal e ilegal de la violencia directa e indirecta, estructural y cultural, que lo construyen como salvaguarda de una suerte de "demonio" engendrada por sí mismo.

Quienes encabezan al Estado sostienen discursivamente que procuran alcanzar la paz perpetua y el bienestar en un futuro (que nunca llegará de ese modo), y por tal fin justifican su propio ejercicio de la violencia destructiva. Esta utopía de la paz estatal, construye el argumento de legitimidad de la muerte en el presente. El peligro de muerte que Nosotros vivimos es producto del enfrentamiento de grupos de poder económico que luchan por el poder político. Su manera de actuar dentro del aparato estatal despersonaliza decisiones que repercuten en la vida de personas concretas; la decisión burocrática agranda la distancia entre el funcionario y la gente de a pie, manejando públicamente la ficción de que hacen política con base en el bien común, aunque la comunidad esté excluida, en todos los sentidos, de dicha actividad.

Que el mundo de la política siempre sinónimo de corrupción e injusticia es una afirmación común que sintetiza el sentir generalizado y que la estructura estatal y sus funcionarios se encargan día a día de renovar; sin embargo la actividad política debe construirse con otro sentido, considerándola como la capacidad de todos para decidir de manera real y directa sobre los asuntos de la vida en sociedad, así como de fundar y de alterar la legalidad que rige la convivencia humana en pos del bienestar colectivo; la socialidad no debe existir para someter de una vez y para siempre, sino constituirse como la organización a la que se le puede dar forma a través de las decisiones de todos los integrantes. La organización, la instrucción y la disciplina son armas eficaces y hasta ahora son Ellos los que han sabido aprovecharlas. ¿Qué es lo que hace que siendo Ellos tan pocos, puedan someter a tantos Nosotros? Una de las respuestas más certeras es el uso exclusivo que Ellos hacen de la fuerza del Estado; sin embargo, que Ellos sean los que poseen el monopolio total y definitivo del uso de la violencia y la ejerzan solo cuando es justo y necesario en aras del bien para todos es una mentira que nos hemos propuesto derrumbar.

Por paradójico que parezca, la historia de la humanidad demuestra que, para generar las condiciones humanas de existencia, se necesita en ciertos momentos ejercer la violencia como una adecuación social que hace permisible terminar con ciertas formas de vida para generar otras. La violencia destructiva, como la que ejerce el gobierno, sólo concibe destruir sin construir algo superior y distinto que constituya verdaderamente un estado mejor de vida y no sólo para unos pocos. La violencia es constructiva cuando es rebeldía frente a la amenaza de muerte, cuando enfrenta a la muerte personificada por quienes nos someten a la miseria. La violencia, al tener rostro de muerte, nos es presentada como injustificable, sobre todo si atenta contra el poder establecido.

El discurso gubernamental la repudia e invita a preservar el orden, o protestar dentro de los marcos institucionales que no operan de acuerdo al fin para el que fueron creados, como un recurso que le queda para seguir operando bajo la cara de la legalidad y la democracia, presentándose como el resultado histórico de las luchas del pasado. Así, lo violento es presentado como lo anti-estatal; la única política permitida es la actividad esencialmente no-política, acompañada de la resignación. La violencia cultural es la más sofisticada porque guarda al Estado bajo un marco de aceptabilidad y muestra a los enemigos de quienes lo comandan, o sea, a los que luchan contra el mal gobierno, como enemigos de toda la sociedad.

Pero ¿este gobierno mafioso es el único viable en nuestro país? Sabemos que no, otro México es posible y lo tenemos que construir Nosotros los de abajo, desde las organizaciones obreras, campesinas, ecologistas, de colonos, de víctimas de la delincuencia y crímenes del ejército y policías. Nos toca a nosotros, al pueblo mexicano organizado de diferentes formas y recurriendo a todos los medios, armados y no armados, ir construyendo con nuestra rebeldía organizada, un nuevo México en el que todos podamos ser y vivir con dignidad.

El ejercicio de la violencia es para Nosotros un recurso ineludible, pero necesita de un proyecto en el que su uso sea solamente un medio necesario; el proyecto no puede reducirse a destruir otro. Nuestro proyecto es recuperar lo que la vileza de los poderosos nos arrebata, y es nuestra condición humana; nuestro proyecto es de rehumanización de todos los que no formamos parte de su selecto círculo, a diferencia de Ellos que sólo buscan su propio beneficio. Pensar y hacer política pasa por evaluar las condiciones de existencia, nuestras relaciones sociales e inter-personales, transformarlas en cada acto y hacerse cargo de la vida pública. El Estado construye toda disidencia como el enemigo exterminable, todo en el mismo cajón de la criminalidad, y con ello impide que se desarrollen formas organizativas que resuelvan nuestras necesidades y satisfagan nuestras expectativas y legítimas demandas. Hay un punto en el que no se puede hacer nada y las reglas del juego, a las que Ellos mismos no se atienen, nos son aplicadas con toda la violencia estatal-destructiva. La existencia de Ellos como minoría poderosa y dominante y sus formas de operar persistirán sólo en la medida en que Nosotros lo hagamos aceptable.

Fraternalmente:

RED POR LA TRANSFORMACIÓN GLOBAL

¡CONTRA LA INJUSTICIA Y LA IMPUNIDAD, NI PERDON NI OLVIDO!

Invierno de 2010.

http://groups.yahoo.com/group/redporlatransformacion
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Segunda de tres.

Los poderosos llaman ley a su propia violencia y crimen a la de los oprimidos… por eso, los oprimidos debemos luchar por el establecimiento de una nueva ley frente a los crímenes de los poderosos, por todos los medios, incluida la violencia…

En México coexisten dos países distintos. Uno es habitado por menos del 10% de la población; son Ellos quienes participan en la política y aplauden los discursos del gobierno de progreso y bienestar porque los viven; es la empresa dirigida y sostenida por quienes poseen y gozan de la mayor parte de la riqueza del país. En contraste el otro México es habitado por más del 90% de la población; y aunque somos la gran mayoría no tenemos ningún peso en las decisiones políticas y económicas.

¿Es posible conocer a los individuos que decidieron el destino de un país entero? El proyecto neoliberal en México se concretó gracias a la actuación de diversos personajes en acuerdo y complicidad. En la figura de Carlos Salinas de Gortari se identifica más claramente el inicio de esta etapa destructiva, cruzando varios intereses y procesos; es un actor principal y es miembro de los círculos más restringidos del control de poder de ese entramado mafioso. Salinas impuso transformaciones (diseñadas desde la cúspide del poder capitalista) en sintonía con Estados Unidos, que no ha abandonado su histórica política intervencionista, apoyado por la elite empresarial y política mexicana de su partido (PRI) y algunos importantes aliados políticos; ha permanecido tras bambalinas desde que dejó la presidencia. De sus más preciados aliados podemos señalar como principal cómplice a un miembro destacado del partido de la oposición leal (PAN), Diego Fernández de Cevallos Ramos, un cacique panista inmensamente rico gracias a su triple carácter de funcionario del estado, empresario y abogado de demandas en contra del erario público.

El Jefe Diego es otro nudo por donde atraviesan múltiples historias turbias. Ahora conocemos de cierto los modos de los trabajos y oficios con los que se maneja, las personas con las que trata y algunas de las que han sido sus más logradas empresas. Con nada que ocultar la mafia ha sido enumerada en las cartas elaboradas y dirigidas por el propio Diego a sus benefactores, reclamándoles apoyo económico en correspondencia a su lealtad y a sus servicios: Carlos Salinas de Gortari, Carlos Slim, Roberto Hernández, Alfredo Harp, Alberto Bailleres, Claudio X González, Lorenzo Servitje, Lorenzo Zambrano, Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego, Bernardo Quintana, Ignacio Loyola, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón, Juan Sandoval Íñiguez, Onésimo Cepeda, Norberto Rivera Carrera, Roberto Madrazo, Jorge Hank Ronh, Santiago Creel, Enrique Peña Nieto, Carlos Romero Dechamps, Elba Esther Gordillo, entre otros. Se establecen diversas relaciones entre empresarios, políticos, la Iglesia, el narcotráfico, las redes de crimen organizado, el ejército, los grupos paramilitares, las televisoras, etc. Estas relaciones están regidas por entendidos más allá de la legalidad, por dentro y fuera de toda apariencia de normatividad; son feudos de una maraña de poderes en pugna y con el control del país.

Diego Fernández de Cevallos acumula una larga pero poco honrosa carrera de impunidad y enriquecimiento. Por ejemplo, como amigo y abogado del millonario Alberto Bailleres (Presidente de Grupo Bal y dueño de El Palacio de Hierro y Seguros GNP), defendió a la empresa MetMex Peñoles contra las madres de más de 11,000 niños envenenados por la contaminación ocasionada por la fundidora en Torreón Coahuila. Ni las movilizaciones ni demandas penales de los afectados tuvieron éxito, pues la poderosa empresa estaba jurídicamente blindada contra las demandas populares gracias a las artes litigantes de su abogado a quien la justicia es lo que menos importa.

Uno de los principales logros de la historia de México, fue haber logrado la separación de la Iglesia católica y el Estado. Debe añadirse a los libros de texto que esa lucha culminó con una amable reconciliación cuyo mediador fue el mismo Diego Fernández de Cevallos en complicidad con los más altos mandos de la Iglesia y Carlos Salinas de Gortari. Ellos modificaron en 1992 los artículos constitucionales 3, 5, 24, 27 y 130 y en julio del mismo año se promulgó la Ley de Asociaciones Religiosas y de Culto Público, así como el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre el Estado mexicano y la Santa Sede, representando el inicio de una inédita etapa en la historia contemporánea de México, cuyas consecuencias políticas y sociales empiezan a perfilarse. Iglesia como aparato aliado de las elites y parte fundamental de éstas a través de la historia, además de fungir como vínculo con los pobres; es más bien un supra Estado, férreamente centralizado, feudal, totalitario y ultraconservador. A través del jefe Diego y Carlos Castillo Peraza del PAN, se selló un nuevo pacto entre la Iglesia y el Estado, dotándolas de permiso para acumular bienes materiales heredables, además de la facultad de intervenir en la educación. Para hacer oficial el reconocimiento, las Iglesias debieron solicitar su registro ante la Secretaría de Gobernación. No resulta sorpresivo que el primer registro, el oficio 001, sea de la Iglesia Apostólica Romana, cuya copia enmarcada con una agradecida dedicatoria (Para Diego Fernández de Cevallos. Con gratitud y cariño. G. Prigione) cuelga en el despacho de Diego Fernández de Cevallos. Esta ley sustituía a la de 1926, cuando Calles selló la separación Iglesia-Estado iniciada por Benito Juárez.

Ahora sabemos que la revelada relación entre los gobiernos mexicanos y el narcotráfico ha sido una constante. Lo que en un inicio fue un jugoso negocio controlado con acuerdos y cuotas pactadas se ha convertido en un mercado en disputa donde el gobierno no ha dejado de favorecer al ala que lo ha nutrido. Desde finales de los ochentas la diferencia entre el narco y el Estado comenzó a desdibujarse y no se sabía quién era quién. Raúl Salinas bajo el consentimiento de su hermano Carlos, Mario Arturo Acosta Chaparro, Francisco Quiroz Hermosillo, Nazar Haro, Juan Sandoval Íñiguez, Rubén Figueroa (padre e hijo), Diódoro Carrasco, Ulises Ruiz, Mario Marín, Jorge Tello Peón, Genaro García Luna, por mencionar a algunos de sus principales actores, han sido contacto y beneficiarios, y no podía faltar Diego Fernández de Cevallos. Su relación con la muerte del Señor de los Cielos (desmentida por García Calderoni) y haber recibido algunos millones de dólares procedentes del narco, parecen asuntos menores en comparación con la estrecha relación del gobierno y el desarrollo y consolidación del narcotráfico en México. México vive el contexto más violento desde la Revolución mexicana, como consecuencia del proyecto Irán-contra, impulsado por el gobierno de los Estados Unidos desde la década de los ochenta, por medio del cual permitió el tráfico de drogas de Latinoamérica a la Unión Americana, pactando con personajes de la talla de Pablo Escobar, Caro Quintero y el propio Señor de los Cielos, a cambio de recursos para combatir los movimientos insurgentes en Centroamérica. El gobierno de Estados Unidos fomentó la actividad del narco, sin importar las implicaciones que esta actividad tenía en los lugares donde se promovía (sobre todo Colombia y México) a cambio de exterminar a la disidencia política; la herencia que nos queda del Irán-contra es el inmenso poder económico y de combate que acumularon los carteles del narcotráfico en nuestros países. México fue cómplice de dicho plan, y ahora todos Nosotros pagamos las consecuencias del crecimiento del narcotráfico a niveles que ni el Estado puede controlar, además de la falsa guerra emprendida, pues es absurdo luchar contra quien uno mismo ha creado.

A través de esta compleja y poderosa mafia, Diego Fernández de Cevallos fue pieza central para concretar el cambio de México a un Estado mínimo (sin responsabilidades sociales y de economía abierta, privatización y apertura comercial a capitales trasnacionales), además de diversos cambios de legislación que implicaron quiebres históricos para México. Desde la legitimación del fraude realizado contra Cuauhtémoc Cárdenas, la venta de las empresas paraestatales, la privatización de la banca mexicana, la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, hasta el reconocimiento jurídico de la Iglesia católica (dando vuelta atrás a más de 100 años de lucha por la separación de la Iglesia y el Estado) y la reforma al artículo 27 de la Constitución (considerado como el máximo triunfo de la Revolución de 1910), aniquilando no una forma de producción económica (los ejidos) sino la base de la identidad de muchas culturas; conocemos a los responsables directos de la actual realidad mexicana.

Estas personas, fieles a una lógica que niega de facto el derecho a la vida digna de la mayor parte de la población mexicana, han prostituido los bienes y recursos de la nación, se han servido de ella, la han disfrazado, mutilado y traicionaron su historia… a cambio, se hincharon de poder político y económico. Es alta traición llevar adelante todas estas operaciones e igualmente grave legalizar su operación garantizando su impunidad al armarse una propia justicia; ni siquiera en su lógica son inocentes. Han tenido la osadía de abanderar y operar un proyecto anti-patriótico que renuncia a honrar la memoria histórica y que confina a la gente a la miseria como forma general de la existencia.

El país se desmorona ante sus ojos atónitos que no dan crédito a lo que ven; se deshace por causa suya sin que discursos y fanfarrias mediáticas puedan convencernos de que vamos con rumbo cierto a la solución de los múltiples problemas que históricamente persisten en el país; la nación se desangra a borbollones y no desean admitir que ellos y solamente Ellos, han saciado su hambre de riqueza desmedida y poder político inconmensurable a costa de una patria exangüe y anémica.

Más de 30,000 muertos sin contar a aquellos que deambulan en el anonimato; más de 200, 000 encarcelados por haber encontrado como opción de vida la delincuencia; casi 8 millones de jóvenes desocupados que bien podrían alimentar los grupos delincuenciales, de esquiroles o la drogodependencia. La pérdida progresiva de visión de futuro y de perspectiva para los jóvenes que miran como opción de vida el enriquecimiento rápido a través de su inserción dentro del mágico mundo de la cultura de las televisoras o dentro de las huestes del narcotráfico. La extinción de fuerzas de trabajo para defender los intereses de Ellos, a través de la privatización de empresas y recursos del país; la pauperización de condiciones de trabajo y de salarios para mantener fuentes de empleo. La militarización del país, la criminalización de la disidencia política, la paramilitarización de las policías, la extinción de los derechos humanos bajo argucias legales y extralegales, entre éstas la impunidad de los militares bajo el concepto de fuero militar, el incumplimiento de las garantías individuales plasmadas en la Constitución para dar paso a la inconstitucional figura del arraigo.

Este es un fragmento del México que han dejado como saldo para nosotros una larga dictadura, la seudo-transición y las complicidades partidistas. Si recortamos nuestra descripción a los últimos 25 años… ¡qué curioso! encontramos a los mismos delincuentes que habíamos denunciado antes y entre ellos a Diego Fernández de Cevallos.

Estos delincuentes de cuello blanco han saqueado a la Patria, han organizado sus grupos y acciones para poder gozar del poder y enriquecerse de manera prepotente bajo el manto de su protección. Han aprovechado sus estancias en los órganos estatales y se han servido de ello para obtener ilegal e ilegítimamente beneficios económicos, políticos e ideológicos para ser Ellos y solamente Ellos los únicos y eternos beneficiarios.

Aseguran el nombramiento de Secretarios de Estado, de Seguridad Pública, Procuradores Generales de la República, Gobernadores y Presidentes municipales de algunas entidades, Senadores, Diputados, Asambleístas y diversos cargos de elección popular para posicionarse política y económicamente. Negocian y pactan reconocimientos y prebendas para asegurar su lugar en el poder político y económico. Defienden fraudes políticos, económicos y jurídicos y los apoyan económica, ideológica y políticamente; sin menospreciar las jurídicas y judiciales. Hasta parece un retrato hablado. La impunidad les cubre a lo largo de su vida como aureola de santidad. Niegan para sí mismos que el pueblo, las organizaciones de que disponen y sus redes de acción no los alcanzarán con su brazo de justicia y legitimidad; sin embargo esto no es así.

Ellos se manejan de acuerdo a principios y valores que en la práctica niegan la posibilidad de vida plena para Nosotros. Han gozado de la posibilidad de ejercer la violencia de manera legal e ilegal, visible e invisible no sólo contra las expresiones armadas organizadas sino en escarmientos contra cualquier demostración de hartazgo e insubordinación social. Estos principios y valores son reproducidos todos los días por individuos con poder local (en las colonias, en los municipios, en pueblos y ranchos) que de manera miserable maltratan y menosprecian a la gente aprovechando la constante de la pobreza. La transformación de todo esto pasa por erradicar estas conductas que encuentran en el provecho del ejercicio impune del poder económico, político, religioso, etc. su hábitat para garantizar sus privilegios a costa de los demás.

No se les están imputando responsabilidades abstractas sino crímenes concretos, hay actos solapados y manejos que aun dentro de su propio estado de derecho son injustificables; el crimen es su práctica y el cinismo su estampa. Nosotros, construyendo poder popular, nuevas formas de justicia y sanciones podremos mostrar que nadie, ni siquiera Ellos permanecerán impunes.

Fraternalmente:

RED POR LA TRANSFORMACIÓN GLOBAL

¡CONTRA LA INJUSTICIA Y LA IMPUNIDAD, NI PERDON NI OLVIDO!

Invierno de 2010.

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Tercera de tres.

La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

Artículo 39 constitucional

A estas horas
ay, amigos míos, artesanos,
pintores, astrónomos, marineros,
estamos despiertos. Es trabajo
nuestro el de arreglar algunas cosas.

Diego Fernández de Cevallos parecía intocable hasta aquella noche en que su pasado oscuro lo alcanzó. Y, muy a su pesar, tuvo que responder de algunos de sus actos y verse en el espejo de nuestra mirada… espejo que al hacerlo prisionero reflejó su hechura de corrupto, prepotente y voraz expropiador, demostrando un hecho fundamental: siempre que como pueblo nos atrevamos a luchar contra la injusticia, no habrá felonía que quede impune.

Diego Fernández de Cevallos Ramos (DFCR) es uno de los políticos que mayor responsabilidad tienen en el sostenido proceso de hecatombe económica, política y social que la elite dominante ha impuesto y desplegado en nuestro país de 1982 a la fecha, por medio de un entramado mafioso que opera dentro y fuera de las instituciones estatales; este proceso depredador vino a profundizar, bajo la criminal bandera neoliberal, las de por sí deterioradas condiciones de vida de los hombres y mujeres que viven en México, generando la mayor contrarreforma y el mayor retroceso histórico en nuestro país en lo que a bienestar social se refiere.

DFCR es uno de los políticos que más se ha caracterizado por el abuso del poder, el tráfico de influencias y el enriquecimiento a costa del erario y de los bienes de la nación, legislando en pro de los grandes monopolios (financieros, de comunicaciones, alimentos, construcción, transportes, etc.) asesorando a las mafias del poder y litigando a favor de los grandes capos del narcotráfico. Es uno de los principales cómplices y operadores del fraudulento proceso electoral que se ha perpetrado sistemáticamente en nuestro país, desde el ocultamiento del fraude que impuso en 1988 a Carlos Salinas de Gortari en la presidencia mediante la quema de boletas electorales hasta la organización del fraude que en 2006 impuso a Felipe Calderón Hinojosa. Es uno de los principales encubridores de los responsables de la guerra sucia y contrainsurgente desplegada por el régimen priista y ahora por el PAN contra los movimientos sociales, armados o no, convirtiéndose en uno más de los cómplices de la existencia de incontables perseguidos, torturados, asesinados, presos y desaparecidos por motivos políticos. Es un responsable directo de la inserción subordinada de México al bloque de países capitaneados en nuestro continente por el imperialismo estadounidense y, en consecuencia, del desmantelamiento industrial, la ruina del campo, la masiva migración, de la pauperización de la vida en general y el saqueo de nuestros recursos.

En breve, Diego Fernández de Cevallos Ramos es un operador de la oligarquía neoliberal y de la ultraderecha fundamentalista, un traficante de influencias, un mercenario de los juzgados, un legislador a sueldo, un rentista de la crisis y un defensor de los grandes capos de la droga. Por ello su aprehensión fue una actividad pensada y realizada como un acto de desagravio.

Tomarlo prisionero, exhibirlo y obligarlo a devolver una milésima de lo robado constituyó además un golpe político a la plutocracia y a sus instituciones; una demostración de la voluntad de lucha y de la capacidad operativa de los descalzonados, como él nos denomina; una demostración de que nadie, por poderoso que sea, puede ser intocable; una demostración de que con unidad de acción se puede doblegar la voluntad del enemigo y combatir la impunidad.

Pocas veces se había percibido el miedo, la confusión y el enojo que una imagen puede generar en la poderosa elite gobernante, como lo hizo la primera foto del jefe Diego cautivo que empezó a circular en internet, y que los medios de comunicación se vieron obligados a difundir. En ella se le pudo observar no con la prepotencia ni el cinismo de los que ha hecho gala el trasnochado encomendero a lo largo de su vida personal y política, sino en la total indefensión, casi parecida a la que vivimos y a la que hemos sido sometidos la mayoría de mexicanos, sólo que con una notable diferencia: A Diego le fue respetada su integridad física sin el desprecio que por la vida humana demuestra el poder con Nosotros.

Con base en los resultados de este acto, consideramos necesario compartir la convicción de que si quienes somos pueblo logramos organizarnos en una sola voluntad política nacional, en una colosal fuerza social organizada, podremos hacer frente común a la injusticia y a la impunidad, a fin de derrotar a nuestros opresores y acordar la organización de una sociedad verdaderamente humanizada. Y pese a tener innumerables imputaciones en su contra y de que miles de ciudadanos exigen su legítima ejecución, conscientes estamos de que la verdadera solución a la crisis que vive el país no está en liquidarlo, sino en la capacidad del pueblo para organizarse y retomar las riendas de su propio destino, recurriendo a todos los medios a su alcance.

Como parte del pueblo organizado decidimos realizar una tarea, la responsabilidad es nuestra. Creemos firmemente que reapropiarse del uso constructivo de la violencia es legítimo y hemos actuado en consecuencia.

Esta tarea es parte de un proyecto más grande e importante: participar en la construcción del poder popular para transformar este país transnacionalizado en una verdadera patria digna, libre y nuestra. ¿O es mucho soñar con que las riquezas de México sean para la mayoría de los mexicanos? ¿Es ambicioso soñar con un país productivo que pueda dar trabajo y remuneración digna a sus hijos? ¿Es un sueño guajiro pensar que somos los 90 millones de pobres quienes debemos tener la posibilidad real de tomar las decisiones importantes en el modelo económico, político y cultural que deseamos? ¿Es mucho pedir un México para todos los mexicanos?

Fraternalmente:

RED POR LA TRANSFORMACIÓN GLOBAL

¡CONTRA LA INJUSTICIA Y LA IMPUNIDAD, NI PERDON NI OLVIDO!

Invierno de 2010.

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14.12.10

Base social


Lo que ocurre en Michoacán, señores de la oligarquía, debiera ser aterrador hasta para ustedes. No sólo por los balazos y los muertos, por la zozobra ciudadana, por las violaciones a las garantías individuales y los atropellos de la fuerza pública, por la manifiesta ruptura del estado de derecho, por el poderío que exhiben los gatilleros sino, también, porque muestra la existencia de un fenómeno que nadie quería (¿o ustedes sí?): la base social lograda por las organizaciones delictivas.

Ahora ya no tiene mucho sentido escandalizarse. Durante décadas les hemos advertido que sus formas de hacer política y su estrategia económica excluyen de la economía y de la política formales a muchas personas y que eso fortalecería las actividades económicas delictivas y remplazaría la política por los balazos. Desde los tiempos inaugurales de Salinas se les dijo que no estaba bien hacer fraude para poner en la Presidencia a un ejecutor de los intereses corporativos ni negociar, a espaldas del electorado, los puestos de elección popular –acuérdense de las concertacesiones– ni repartir la propiedad pública entre un puñado de logreros ni generar riqueza selectiva a costa de hundir a la mayoría en una miseria sin esperanzas; que no era correcto el reclutamiento por medio de la corrupción, que no se debía pervertir la política social convirtiéndola en ariete electorero contra las oposiciones –acuérdense de Solidaridad– ni pregonar el triunfo personal por encima del interés colectivo –acuérdense del “empléate a ti mismo”–, ni destruir el tejido social del país con tal de presumir ingresos a la OCDE y demás mamarrachadas de yuppie. Y después se les señaló que no estaba bien el endeudar al conjunto de la ciudadanía para salvar a unos cuantos rateros de cuello blanco –acuérdense del Fobaproa–, que era contraproducente tripular la inflación para beneficiar a unos cuantos y joder a la mayoría. Se les dijo que a fuerza de adelgazar al Estado acabarían por suprimir su presencia no sólo en los ramos económicos y en las potestades soberanas, sino también en territorios.

Se les hizo ver que los hijastros del presidente no debían adquirir propiedad pública en una parte ínfima de su valor para luego revenderla cien veces más cara, que en cualquier país era inadmisible la desaparición de 75 mil millones de dólares de los excedentes petroleros, pero que más lo era en este México hambreado y lleno de carencias; que las corporaciones de la fuerza pública deben dar ejemplo de conducta legal incluso cuando se trata de reprimir y que no debían tolerar, y menos propiciar, la violación de mujeres pertenecientes a comunidades en resistencia por efectivos policiales y militares. Se les dijo, señores oligarcas y señores gobernantes y funcionarios, que era contraproducente combatir a la delincuencia sólo en sus expresiones últimas, y que era necesario atacar las causas: la desintegración social, la miseria, las carencias de empleo, educación y salud, la marginación social.

Pero ustedes no hicieron caso. Su soberbia y su ambición no han tenido límites, y ahora hay, en Michoacán, en Ciudad Juárez, en el noreste y en otras zonas del país, un asunto aterrador: la delincuencia con respaldo social. Ese respaldo no se produce nada más porque haya malos ciudadanos, sino porque ustedes, potentados, legisladores, ministros, presidentes, gobernadores, secretarios, caciques y charros sindicales, han privado a millones de personas de todo margen para ejercer su ciudadanía, de reclamar justicia si no es por propia mano y de ganarse la vida en otro ámbito que el de la delincuencia.

Dicen que lo que ocurre en Michoacán es expresión de la pugna entre dos familias michoacanas: los Calderón –que quiere poner a la hermana en la gubernatura– y la otra. A estas alturas, eso es lo menos deprimente. Lo más grave es que la pertenencia a la criminalidad se ha convertido, lo estamos viendo, en el único camino para muchos ciudadanos y que, en las reglas impuestas por ustedes y ante los poderes fácticos instaurados por ustedes (la televisión, las mafias de la comida chatarra, los banqueros, Repsol, Iberdrola...) alguna gente, poca o mucha, no ha encontrado otra forma de vivir y de sobrevivir que afiliarse a esos otros poderes fácticos más descarnados y menos hipócritas que los que cotizan en la bolsa.

Desde luego, lo que ocurre no es una buena noticia para nadie. O quién sabe: tal vez para ustedes, sí, porque acaso esta catástrofe sí era lo que pretendían lograr desde un principio. Pero ahora no vayan a salir con que nadie se los dijo.

13.12.10

Los wikiescándalos

Resulta, con este asunto
de las wikifiltraciones,
que a diversos gobernantes
se les vieron los calzones.

No tiene madre la Clinton,
balconeada en Wikileaks,
ni sus agentes espías,
perversos, pinches y freaks.

Ya sabíamos, Felipe,
con pretextos no nos salgas,
que a Washington, hace tiempo,
le andabas dando las nalgas.

Mientras que a los mexicanos
maltratas a todas horas,
con los gringos te arrodillas,
les ruegas y les imploras.

Otro que también vendió
a los yanquis el trasero
fue el presidente español
Luis Rodríguez Zapatero.

Que Putin y Berlusconi
a oscuras se dan de besos,
es algo que se desprende
de los documentos esos.

Y que los yanquis, a huevo
quieren derrocar a Chávez,
no habrá de ser nada nuevo
y de seguro lo sabes.

Muchas otras inmundicias
salieron a relucir,
tantas, que en estas cuartetas
no se pueden resumir.

Los delincuentes, expuestos,
a Julian Assange detienen
y muestran de esa manera
que ninguna moral tienen.

WikiLeaks sufre el ataque
de Mastercard y de Visa,
empresas a las que muchos
les deben hasta la risa.

Los hackers pronto responden
y causan mil sinsabores
pues los consorcios maloras
se quedan sin servidores.

Assange saldrá de la cárcel,
seguro lo sacaremos,
y de nuevas filtraciones
pronto nos enteraremos.

Muera el secreto de Estado,
que viva la libertad,
que el planeta esté enterado
y que brille la verdad.

9.12.10

Qué más evidencias quieren...


“Qué más evidencias quieren”, se preguntó Felipe Calderón al comentar el dato de que Servando Gómez, La Tuta, presunto líder de “La Familia” de Michoacán, ocupa una plaza de maestro en el sistema educativo de ese estado. Dejó la frase sin terminar, pero el sentido inequívoco de la elipsis era: “Qué más evidencias quieren de la vinculación del gobierno de Leonel Godoy con la delincuencia organizada”.

En su lógica:

Qué más evidencias quieren que el empoderamiento experimentado por el narco de enero de 2007 a diciembre de 2010.

Qué más evidencias quieren que El Chapo, libre y a salvo de todo mal.

Qué más evidencias quieren que las decenas de delincuentes que han trabajado como altos mandos en la SSP de García Luna y en la Procu de Medina Mora y Chávez Chávez.

Qué más evidencias quieren que el lavado de dinero a todo vapor, con banqueros felices en medio de un país desangrado.


Qué más evidencias quieren que las fronteras sur y norte, por las que transitan cada año, sin obstáculo alguno, cientos de toneladas de cocaína.

Qué más evidencias quieren que las ciudades y las regiones en manos de la criminalidad.

Qué más evidencias quieren que el incremento de los secuestros en lo que va de esta administración.

Qué más evidencias quieren que el tejido social desintegrado, las instituciones podridas, las corporaciones policiales disueltas.

Qué más evidencias quieren que el colapso de la seguridad pública.

Qué más evidencias quieren que los narcotraficantes en las nóminas de Procampo y Aserca.

Qué más evidencias quieren para convencerse de que Felipe Calderón y sus colaboradores trabajan, sabiéndolo o no, para la delincuencia.

La revolución de la verdad

Bradley Manning y Julian Assange

A nadie le gustaría, claro, que su psicoanalista grabara las sesiones y luego las difundiera en Internet y que de allí pasaran a la radio, la televisión y los periódicos. Así se ha de sentir el gobierno de Estados Unidos con las revelaciones de WikiLeaks. La furia de la reacción ha sido proporcional a la humillación y Washington ha puesto a buena parte del mundo contra Julian Assange, quien a estas horas almuerza en una oscura cárcel londinense, a la espera de que se apruebe la petición de extradición a Suecia, en donde habrá de enfrentar acusaciones por presuntos delitos sexuales. Las autoridades judiciales suecas, por supuesto, además de los gobiernos inglés, francés y australiano, un banco suizo y las corporaciones MasterCard, Visa, PayPal y Amazon, entre otras que ahora se niegan sin motivo creíble a prestar servicios al acosado portal de las filtraciones, han sido alineadas con rapidez a la cruzada de la Casa Blanca y el Pentágono contra el australiano que logró poner al mundo de cabeza, auxiliado por una organización minúscula, un presupuesto ridículo y un par de computadoras. En la acometida participan también dos chavas suecas que en su momento estuvieron muy felices de tener sexo con Assange y que, días más tarde, cambiaron misteriosamente de opinión y se dijeron violadas. Se sospecha, y no sin fundamento, que tal mudanza está relacionada de alguna manera con los servicios secretos de Estados Unidos. Hay razones para pensar también que el poder público de Washington instigó diversos ciberataques contra los servidores de WikiLeaks.

Occidente se escandaliza cuando algún imán de Medio Oriente lanza una fatwah –sentencia de muerte de cumplimiento obligatorio para los musulmanes– contra alguien, pero los llamados a asesinar al ciberactivista formulados por la horrorosa Sarah Palin y por el ignoto Tom Flanagan, asesor del premier canadiense, no son algo muy diferente. Tampoco la manera en la que ha reaccionado el gobierno de Obama ante el caso es muy distinta a como habría actuado la parvada de halcones que presidía Walker Bush. O sí: tal vez si WikiLeaks hubiese soltado sus revelaciones hace un par de años, Assange, en vez de estar en un calabozo de Londres, estaría secuestrado, y volando en un avión fletado por la CIA, con rumbo a algún centro de tortura y exterminio.

El problema no son las filtraciones, sino el retrato realista y horrendo que resulta, a partir de ellas, de la mayoría de los gobernantes que padece el mundo. El pensamiento en voz alta es casi siempre un ejercicio incómodo en la mayor parte de los tópicos y no hay conciencia personal o colectiva –de individuo, de corporación, de gobierno– que no esté cargada de reflexiones íntimas que, de no serlo, se volverían escandalosas e impresentables. La discreción es indispensable en cualquier orden de la vida humana y la diplomacia (que es, entre otras cosas, una máquina que sirve para decir con eufemismos lo que se piensa en lenguaje llano) ha sido, y es, un instrumento civiliza torio fundamental. Pero nada de lo anterior exime a nadie, a ninguna organización humana, de conducirse en forma ética: es lícito pensar cuantas cosas malas vengan a la cabeza; todo mundo dice, sotto voce, palabras que serían inaceptables en público. Pero en el convertir o no esos pensamientos y expresiones en actos indebidos reside la diferencia entre un comportamiento correcto y una conducta sociopática.

WikiLeaks, Assange y Bradley Manning, el soldado estadunidense acusado de haber entregado al sitio internético miles de documentos secretos sobre las atrocidades de guerra cometidas por Washington en Afganistán, son los principales responsables de lo que podría convertirse en una revolución de la verdad, hagan lo que hagan los gobernantes inescrupulosos y los poderes fácticos que controlan a buena parte del mundo. Puede ser, a condición de que las ciudadanías se vuelquen en forma masiva en defensa del derecho a informar y a informarse.

Ante el acoso político-empresarial que sufre, WikiLeaks ha conseguido el alojamiento en muchos sitios-espejo dispersos por el mundo. En lo inmediato, el apoyo monetario es crucial para que WikiLeaks pueda seguir cumpliendo su tarea y para que la defensa legal de Assange cuente con fondos. Toda vez que Visa, MasterCard y PayPal han hecho imposibles las donaciones vía tarjeta de crédito, la única manera de hacerlas es por medio de transferencias bancarias a cualquiera de estas cuentas:

Skulagötu 19, 101 Reykjavik, Iceland
Landsbanki Islands Account number 0111-26-611010
BANK/SWIFT:NBIIISREXXX
ACCOUNT/IBAN:IS97 0111 2661 1010 6110 1002 80

Bank Account: 2772812-04
IBAN: DE46 5204 0021 0277 2812 04
BIC Code: COBADEFFXXX
Bank: Commerzbank Kassel
German BLZ: 52040021
Subject: WIKILEAKS / WHS Projekt 04

Quienes tengan cuenta en algún banco, por favor acudan a una sucursal y transfieran algo de dinero a WikiLeaks. Aunque sea cinco dólares o cinco euros. Pero no basta con eso. Se requiere también de un apoyo sostenido de la gente a ese y a otros sitios y medios que cuentan la verdad.

Tras la torva detención de Assange en Londres han empezado a ocurrir ciberataques a los sitios de Visa y de Mastercard. Quienes no somos hackers podemos recurrir a algo menos divertido pero no menos contundente: cancelar toda operación o cuenta con Amazon, Mastercard, Visa y PayPal. Es perfectamente posible vivir sin los servicios de esos y otros cómplices de la inmoralidad extrema.

* * *

Empecé “El último suspiro del Conquistador” con la idea de resolver la historia en dos o tres entregas. Fueron 64. Lamento que algunas personas se hayan aburrido y celebro que otras se hayan divertido con eso que terminó siendo una novela por entregas. Los comentarios de ustedes fueron fundamentales en el proceso de ir inventado la trama, y cuando, la semana pasada, apareció el último capítulo (un duende tipográfico borró la palabra “Fin” de esa entrega, lo que generó alguna duda sobre si se había llegado al final de la historia), recibí un par de reclamos por quienes estimaron que el desenlace había resultado abrupto, precipitado y al aventón. No niego que puedan estar en lo cierto, aunque a mí me habría gustado terminar diez o veinte capítulos antes. Como lo hice en este primer tratamiento de la historia, tomaré en cuenta sus opiniones para convertir esos 64 episodios deshilachados en un libro coherente. Ya les aviso. Gracias por haber leído, por las muchas palabras de aliento, de crítica y de reflexión que recibí en el año y tres meses que duró el empeño. Descansemos unas semanas y en enero volvamos a navegar. Vaya esto de colofón:


No ha sido buena, fácil ni sucinta
toda esta narración del alma en pena
que, prisionera, cumple su condena
en el frasco robado por Jacinta.

Podemos dar la trama por extinta
y la leyenda “fin”, tener por buena,
cuando rebasa ya la sesentena
y de otro frasco se agotó la tinta.

Mas del relato al fin, no será cierto
que Hernán Cortés, enfermo de sí mismo,
esté definitivamente muerto,

pues ya ven lo que ocurre: esta carroña
muere una eternidad, y otro organismo
le sirve de aposento a su ponzoña.

7.12.10

Pascual sobre WikiLeaks

"Filtraciones peligrosas" - El Fisgón

Hace unos días el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, publicó en El Universal un artículo dedicado a justificar los actos de su gobierno puestos al descubierto por el sitio que preside el ahora capturado Julian Assange. El diplomático pone empeño en ganarse su salario mediante contorsiones conceptuales dignas del Cirque du Soleil y mentiras tan graciosas como que para Estados Unidos la relación más importante en el mundo es la que tiene con México. Buena palmada en el hombro a quienes quieran recibirla, de entre los habitantes de esto que –se confirma en los cables difundidos– Washington considera su patio trasero.

Sí: los “canales de comunicación confidenciales”, son un instrumento aceptado y de uso cotidiano por todas las diplomacias del mundo. Valga, pues, la hipocresía, porque el oficio diplomático la requiere. Pero las revelaciones de WikiLeaks van más allá de los chismorreos digitales entre, pongamos por caso, Pascual y Hillary Clinton: refiere el espionaje personal a altos funcionarios de la ONU, conspiraciones para proteger a criminales de guerra, connivencias lamentables con regímenes podridos (el que encabeza Calderón es sólo uno de la larga nómina), empeños depravados (no se me ocurre otra palabra) por mantener en la más absoluta indefensión a los infelices que se encuentran secuestrados en Guantánamo, conspiraciones para ocultar los vuelos “secretos” de la CIA en los que se llevó a incontables personas a centros de tortura o al matadero, mantenimiento de gobiernos títeres, como en Irak y Afganistán o, si nos remontamos un poco atrás en el tiempo, la agresión contra Panamá en la que los gringos asesinaron a miles de civiles inermes. En suma, lo grave no es que Washington y sus misiones diplomáticas intercambien secretitos al oído, sino que el gobierno de Estados Unidos sea tan irremediablemente inmoral y canalla (el que comete o es capaz de cometer acciones viles contra otros, dice María Moliner) en su trato con el resto del mundo.

Valga la hipocresía, pero es de una vileza sin límites el que Pascual pretenda poner a WikiLeaks y a Assange como “traidores a la transparencia” y como amenazas contra “los activistas en pro de la democracia, las mujeres valerosas que combaten para terminar el flagelo de la trata con fines de explotación sexual, los científicos de buena conciencia que buscan detener la proliferación nuclear, la policía y los juristas que trabajan para mantener el imperio de la ley”.

Las revelaciones del acosado sitio internético no afectan la imagen ni la tarea diplomática de las personas ni de los gobernantes que actúan con apego a la ética. Son devastadoras, en cambio, para los regímenes que, como los de Estados Unidos y México, ejercen el poder mediante la mentira, la infracción de las leyes, la traición sistemática a los intereses de sus respectivas poblaciones y el sometimiento a los designios de las corporaciones empresariales.

No es necesario contar con mucha información sobre Julian Assange y lo que él representa para ver en él y en WikiLeaks un esfuerzo heroico de transparencia y de control social sobre gobiernos desbocados. Indigna, pero no sorprende, que miembros prominentes de la clase política de Estados Unidos y de Canadá llamen públicamente (¿qué dirán en privado?) a asesinar al australiano; se comprende, aunque resulte escandalosa, la furia judicial, propagandística y diplomática de Washington contra el sitio internético y su director. Los ciudadanos honestos y de buena voluntad de todo el mundo tenemos el deber de dar un apoyo efectivo a Assange y a WikiLeaks difundiendo sus revelaciones pero también mediante donaciones de dinero. Si los grandes poderes políticos, mediáticos y económicos lograran acallarlos, la transparencia y la democracia en el planeta sufrirían una derrota devastadora y una regresión terrible a la oscuridad del poder totalitario, inescrutable e impune.

2.12.10

El último suspiro del
Conquistador / LXIV

Antes de redactar el párrafo final de su obra, Andrés hizo una pausa. Evocó la memoria de Jacinta. Sin los disparates y las arbitrariedades de la mujer de su vida, no habría podido transitar hasta ese presente que le resultaba satisfactorio y gratificante. Recordó también al difunto Sánchez Lora, el hombre observador y honesto que le había compartido sus recuerdos, apuntes y reflexiones sobre el México de los albores del siglo XXI y que había realizado, de esa manera, una contribución fundamental a aquellas Crónicas. Y pensó, con agradecimiento, en un tercer individuo. Recorrió mentalmente el texto hasta su principio, e hizo allí una anotación:

Jacinta Dionez Manzano
Edmundo Sánchez Lora
Evaristo Terré
in memoriam

* * *

Cuando sintió en la boca los labios del hombre que tenía encima, su visión se oscureció por la ira. Tuvo el impulso de echar mano de la espada, pero en el sitio respectivo sólo encontró un hueso ilíaco recubierto de pellejo arrugado. Entonces, con un violento movimiento de la nuca, hurtó la cara a la de aquel bujarrón insolente, le buscó la garganta, abrió la boca cuan ancha pudo y se prendió a la carne con una tarascada definitiva. El tipo, sorprendido, no pudo gritar porque las quijadas del organismo resurrecto le atenazaron las cuerdas vocales y le cerraron el flujo de aire. Sólo atinó a moverse con movimientos espasmódicos, y tan violentos que cayó de la cama, arrastrando consigo al cuerpo de Eduviges, que no aflojaba la mordida. Al verse encima de su presa, el Conquistador cobró nuevos bríos, apretó más fuerte la dentadura y revolvió la cabeza con furia hasta arrancar un bocado de carne viva que escupió de inmediato. No le dio respiro a su víctima: volvió a morder a un lado del cuello, apretó, desgarró, arrancó y escupió. Así lo hizo dos veces más hasta que el hombre que se encontraba bajo él, o bajo ella, dejó de moverse. Le dolía la mandíbula, pero no se detuvo sino hasta que sintió un pinchazo de dardo en el hombro derecho, y luego otro en el antebrazo izquierdo, y uno más en la región lumbar, y por enésima vez en la suma de sus vidas y de sus muertes se fue de bruces en una oscuridad sin límites

* * *

Su primera intención había sido culminar aquellas Crónicas de la regeneración con los impúdicos festejos del Bicentenario, porque en ellos habían podido verse los gérmenes del final inminente de un régimen podrido. Para cualquiera que leyese el pasaje correspondiente, el relato de la caída final sería anticlimático: qué mejor epitafio de sí mismo podía escribir un gobierno obligado a festejar a sus enemigos históricos y naturales –que eso eran, a fin de cuentas, las masas insurrectas que en el siglo XIX hicieron la independencia y que emprendieron y consumaron la primera revolución social del siglo XX–. Durante meses, conforme avanzaba en el escrito, evocó el frenesí barato y chapucero, los discursos vacíos, las vallas de militares y policías que protegían a sus pares desfilantes del roce con el pueblo, los sobrevuelos de la Fuerza Aérea –carcachas estadunidenses, bicicletas suizas, chatarra rusa– sobre la capital indiferente, los desfiles con figuras enormes de papel maché, los fuegos artificiales adquiridos mediante contratos mañosos, los juegos de luces que terminarían adornando el jardín de algún funcionario, los artistas reclutados a golpes de cheques millonarios para hacerlos cantar loas a una dictadura que, sin darse cuenta, escenificaba sus propios responsos; la descripción de aquello habría de ser el remate perfecto de sus Crónicas.

Pero cuando terminó el trabajo, se dio cuenta que faltaba un punto de referencia a los sucesos posteriores a las fiestas de 2010 y decidió escribir un pequeño epílogo. “Escribir” era un verbo simpático y anacrónico, pues la operación prescindía de instrumentos de escritura propiamente dichos. Qué pesado le habría resultado trabajar en un teclado electrónico, por no hablar de una máquina de escribir o de una pluma de ganso. Ahora, por fortuna, bastaba con concentrarse para ver cómo los pensamientos, captados por un pequeño electrodo situado en la oreja, tomaban forma en letras, palabras, renglones y párrafos, en una proyección holográfica. Y pensó (o escribió):

“Pocos imaginaron que aquellos festejos aparatosos eran el canto del cisne de una dominación que se había devorado a sí misma y que se encontraba a punto del derrumbe. Éste llegó bajo la forma de una ola de energía ciudadana que surgió de abajo y que, en cuestión de semanas, puso punto final a la existencia de la espesa y opresiva red de complicidades que se había enseñoreado durante décadas en la institucionalidad del país. Empezó bajo la forma de juicios revocatorios que atrajeron multitudes y que, con su propio empuje, se abrieron paso entre las grietas del poder. Siguió con huelgas masivas de pago de impuestos, con tomas pacíficas de edificios públicos y con el surgimiento de autoridades distritales autónomas que tomaron en sus manos la administración de escuelas, gasolineras y estaciones de radio; en pocos meses el tejido social generó liderazgos que se volvieron candidaturas, impuestas por masas de votantes a las dirigencias de los partidos políticos, y que arrasaron en los procesos electorales subsecuentes. Los soldados, marinos y policías rasos, interpelados por sus familiares directos, y hartos de ser usados en guerras estúpidas y sangrientas entre connacionales, dejaron de obedecer a sus mandos, y cuando el Presidente ordenó las primeras medidas represivas, se encontró con deserciones en masa e insubordinaciones generalizadas. El país en pleno se dio a la tarea febril de reconstruirse, de reencontrarse con sus valores básicos de siempre, de despojarse de los hierbajos y las plagas que habían proliferado en sus intersticios burocráticos, y de volverse una máquina para vivir y convivir, y no el aparato de muerte, soledad y zozobra en que había sido transformado por el régimen oligárquico. Durante algunas semanas, el Presidente siguió protegido por un puñado de efectivos de élite, atrincherado en la residencia oficial, sin que nadie se tomara la molestia de tomarla por asalto. Desde allí siguió girando instrucciones al vacío, transmitiendo bravuconadas en un circuito cerrado de televisión, lanzando amenazas y formulando propuestas de diálogo sin que el país volteara a verlo. De hecho, su administración terminó mucho antes del día en que los tres o cuatro colaboradores que le quedaban consiguieron que aterrizara, en el jardín central de la residencia oficial, un helicóptero artillado, y persuadieran a su jefe de que lo abordara y partiera rumbo al carajo.”

* * *

Sobrevivió, en la reclusión de un hospital psiquiátrico, los años suficientes para repasar su vida, resignarse a habitar en el cuerpo de una mujer cada vez más vieja y anhelar con todas sus fuerzas y debilidades una muerte definitiva. Pasó el primer año dominado por una rabia sin límites que obligaba al personal hospitalario a mantenerla sucesivamente amarrada y sedada, y presa en una celda de paredes acolchonadas. Pero su torrente de improperios, derramado en castellano antiguo y con la voz aguda y meliflua de Eduviges Manzano, fue menguando desde un continuo de 24 horas hasta el silencio total.

En los años siguientes terminó por comprender que había equivocado su vida. Habría podido ser el puente de entendimiento entre dos mundos que se encontraron con un recelo ríspido. Él, el segundo europeo que atisbó el alma de los naturales, habría podido ser el gran arquitecto secular de la conversación y del comercio, y había despilfarrado ese desempeño, digno de pasar a los tiempos, por la tierra arrasada, por la ingratitud de un alemán que no podía ni hablar y que no lo recibió nunca en audiencia real, por la condición de víctima de intrigas palaciegas, por la triste condición de fruta de todas las envidias y de ningún merecimiento perdurable. Incluso después de la destrucción de la gran Tenochtitlan, habría podido utilizar su arrojo y su espíritu rebelde para ponerse a la cabeza de los pueblos conquistados y ser el artífice de una independencia tan temprana como digna, y dirigir la construcción de un gran imperio que lo reconociera como Fundador por los siglos de los siglos. En cambio, se había hecho merecedor del destino más espantoso que pueda acechar a individuo alguno, vivo o muerto, viejo o vieja, célebre o desconocido, valeroso o cobarde, plebeyo o noble, inteligente o tonto: el odio de sus descendientes.

Fin


30.11.10

Tono de despedida

En su homilía por el año X del panismo, Felipe Calderón fue contundente y claro: a Acción Nacional en el poder se le debe todo lo bueno del país; el resto de las facciones políticas son responsables por los males de México. Las treinta y tantas mil muertes que van –según cifras oficiales— en su administración constituyen un medio humanista para alcanzar el bien supremo y, sí, desde ese punto de vista, pues resulta pertinente aplaudirlas y pedir más. Los saldos de miseria, desempleo, desigualdad, corrupción y dependencia generados por el calderonato son consecuencias ínfimas y pasajeras del “colapso mundial sin precedente” (de veras, eso dijo) y en nada empañan los resultados de este gobierno glorioso en materia de creación de puestas de trabajo, combate a la marginación y a la pobreza, salubridad, educación, etcétera. Fox y Calderón, en la exégesis del segundo, son un par de humanistas (¿alguien dijo que el humanismo debía ser mínimamente letrado?) y lo que queda fuera de sus respectivas gestiones es desorden y autoritarismo.

Uno comprende que los políticos no anden muy sobrados de espíritu autocrítico, pero las distorsiones de la realidad formuladas por Calderón van un poco demasiado lejos pues no agravian sus únicamente a la verdad, sino que también son sumamente lesivos para lo que queda de vida política en el país, así se trate de la vida política acanallada, corroída por intereses ilegítimos y disminuida por cacicazgos y cotos de poder antidemocráticos que en estos diez años, lejos de haberse diluido, se han consolidado. O será que Gordillo Morales y Romero Deschamps son apellidos imaginarios, emanados de una pesadilla paranoica. Ah, y eso sin mencionar que si las expresiones de humanismo en el México actual son el foxismo y el calderonato, entonces el país está irremediablemente condenado a algo peor que la barbarie.

Así sea por su mendacidad desmesurada, el canto de Calerón al panismo gobernante tiene un tono de réquiem, de poder que se vuelve insostenible así sea por la extremada incoherencia de su propio discurso. El problema es que algo ha de venir después y que, con una alocución tan maniquea y falaz, Calderón hace más problemático, áspero y amargo el final de su gestión.
Y es que, a estas alturas el país ya no está para otorgar legitimidades tardías y ni siquiera para denegarlas: el debate nacional ha de ser, más bien, cómo salir del estado de postración, descomposición y desintegración en el que lo están dejando Fox y Calderón: entre bodas telenoveleras, charcos de sangre y millones de exasperados. Por inclusión, ese mismo debate tendría que desarrollarse hasta en las filas del panismo, en las cúpulas del empresariado legal y en una clase política que está muy próxima a escuchar, de boca de la sociedad, la misma consigna que cimbró a Argentina hace unos años: “que se vayan todos”.

Cuando al calderonato aún le falta, nominalmente, un tercio de periodo que se antoja eterno, el balance del domingo tiene más tono de réquiem que de testamento, porque al grupo gobernante ya se le hizo demasiado tarde para rectificar y, en la medida en que sus estrategias políticas, económicas, sociales y de seguridad han conducido a otros tantos fracasos, ya no tiene capacidad para proponer –y menos, para ejecutar— soluciones: cada acto gubernamental constituye, más bien, la génesis de un problema adicional para un país ya agobiado por ellos.

Se puede mentir en muchos ámbitos y de muchas maneras, y hasta es posible lograr que algunos o muchos se traguen la mentira. Pero faltar a la verdad en un testamento político o en una despedida del poder –y lo que dijo Calderón el domingo tiene mucho de eso, a menos que de veras pretenda aferrarse, más allá del 2010, a la silla presidencial, en una forma tan ilegítima y torcida como llegó a ella— implica despejar toda duda razonable sobre las intenciones con las que se ha ejercido el poder. En el caso del primer presidente panista y de su sucesor impuesto, lo han hecho de mala fe.

25.11.10

El último suspiro del
Conquistador / LXIII


Con una energía propia de un saludo marcial, la doctora Contreras tendió el brazo a Manuel. Éste la tomó por el codo, con suavidad, y le dijo en voz alta a Andrés:

–La doctora y yo nos retiramos de esta historia. Jacinta tiene mi teléfono, por si necesita algo.

Para aquel momento, la plática entre Andrés y Sánchez Lora ya había derivado a la situación general del país.

Manuel y la doctora tomaron el elevador a la planta baja, caminaron hacia la salida y en el vestíbulo se cruzaron con un hombre que entraba a paso rápido y desgarbado, y cuyos rasgos llamaron la atención del científico.

–¿Viste a ese cuate? –musitó por lo bajo a la doctora Contreras–. Su cara me recuerda a...

Pero ella no estaba dispuesta a ir tan rápido y lo interrumpió:

–Oiga, ¿no se le hace que es demasiado pronto para tutearme?

Salieron al aire libre y se perdieron entre la vida.

* * *

Cuando Andrés y Sánchez Lora terminaron de referirse las razones por las que cada cual se encontraba allí, el segundo volteó a Garcí, quien hasta ese momento había permaecido en silencio.

–¿Y usted? –inquirió el perito forense.

–Yo soy sirviente del señor Tomás –contestó el aludido, agregando una risita a su respuesta.

En ese momento Andrés vio pasar frente a él a un hombre sesentón, espigado, de nariz delgada y oblonga, pómulos de triángulo, frente abombada y labios carnosos. Le sorprendió el parecido de aquella cara con la de Jacinta. El hombre no reparó en los tres que estaban sentados; fue directamente a la recpeción y allí, con un gesto lóbrego y apesadumbrado, se dirigió a la edecán:

–¿La habitación de la señora Manzano de Dionez? –inquirió con sequedad.

Andrés se quedó de una pieza al escuchar la pregunta y su cabeza trabajó rápido: ese tipo era un pariente próximo. ¿Un hermano mayor? ¿Un tío de Jacinta?

Cuando quiso levantarse de su asiento para presentarse ante el desconocido, éste ya se alejaba, con pasos presurosos y atolondrados, en dirección a los elevadores. Andrés sintió un desasosiego devastador.

* * *

El cuerpo de Eduviges se quedó viendo la lámpara de neón incrustada en el cielo raso. Jacinta y el almero Tomás, por su parte, permanecieron, como hechizados, mirando cómo aquel organismo, que hasta unos momentos antes permanecía inerte y flácido en la cama de hospital, había alzado el torso y abierto los ojos.

* * *

Se solazó en la luz por largo rato. Pensó que la contemplación de ella es fácil y plácida porque no hay nada que ver: basta con dejarse inundar por el caudal blanco, dejar que entre por los ojos hasta los rincones del cuerpo más alejados. ¿Y el cuerpo? ¿Había vuelto a tener carne? Quería mirarse a sí mismo, pero lo asaltó la evocación de una pesadilla: siglos antes, eternidades antes, había regresado de la nada para encontrarse en un envoltorio carnal despreciable y ajeno. La imagen de ese episodio borroso le hizo sentir mareo y náusea: no había comercio más sucio con otro individuo que sumergirse en su cuerpo, estar en contacto interno con sus vísceras, mezclado en su saliva y en el resto de sus humores, sentir su culo y sus cojones como si fueran los propios, respirar su aliento y compartir las legañas de los ojos y el sarro de los dientes y la manteca viscosa de las orejas. Tuvo miedo de mirarse pero se forzó a bajar la vista y lo que fue observando le pareció cosa de hechicería: muros de superficies extremadamente satinadas; puertas de madera sin labranza ni artesonado, y tan lisas que parecían manchas de color pintadas en la pared; y en la que tenía a su izquierda, una oquedad enorme por la que entraba un rugido como el que haría un ejército de guerreros de otro mundo, un ronroneo de lamentos bajos y esporádicos que le puso la carne de gallina. ¿Y la carne? Alzó la mano izquierda hasta la altura de los ojos y se horrorizó: había resucitado en el cuerpo de un animal; aquello era una garra pequeña y arrugada. Permaneció unos momentos observando su propia extremidad. Trató de concentrarse en el examen de la mano y corrigió la impresión: no, aquello era una mano... de mujer. Escuchó voces que murmuraban algo a su derecha, pero no les hizo caso. Con una rabia tan torpe como inconmensurable, utilizó esa extremidad para levantar la frazada que cubría su cuerpo y, luego, para rasgar el camisón que llevaba puesto. Se vio el torso y descubrió dos tetas flácidas cuyas aréolas se perdían en un mar de arrugas...

* * *

Cuando Jacinta y Tomás vieron que el cuerpo de Eduviges iniciaba un reconocimiento de sí mismo, se voltearon a ver, el uno a la otra. El brujo tomó a Jacinta del brazo y, sin decir palabra, la condujo con prisa hacia la puerta de la habitación. La muchacha, aterrada y conmocionada, se dejó llevar. Pasaron casi corriendo frente al puesto de trabajo de las enfermeras del piso y, al llegar al vestíbulo de los elevadores, se toparon de frente con un hombre que salía de uno de ellos. Jacinta, al verlo, se quedó clavada en el suelo.

–Papá...

–¿Dónde está? ¿Dónde está? –preguntó con ansiedad el recién llegado.

Jacinta se le acercó, lo abrazó con prisa y le rogó:

–No debes verla... Por lo que más quieras, vámonos de aquí.

–¡Tengo que ver a tu madre, Jacinta! Me he portado tan mal con ella... Estoy arrepentido. Quiero decirle que... la otra... ya no existe en mi vida... –se revolvía el hombre, con angustia.

–Papá: está... muerta –dijo la muchacha, con dificultad para encontrar la palabra precisa. La que empleó tuvo un efecto contrario en su padre.

–¡La quiero ver! ¡Debo pedirle perdón! –gritó el sujeto, mientras se zafaba del abrazo de su hija, con tanta violencia, que la muchacha trastabilló y cayó al suelo de rodillas. Pero él no reparó en eso y corrió por el pasillo hacia la habitación.

–¡No debiste abandonarla, estúpido! –le gritó Jacinta, ya completamente descontrolada y entre sollozos.

–Ya no hay nada que hacer –dijo Tomás con firmeza a la muchacha –. Déjalos que encuentren su destino.

Tuvo que arrastrarla hasta el elevador.

* * *

Dominado por un pánico furioso, alzó las caderas, se vio el bajo vientre cubierto por unas bombachas cortas y dirigió sus manos torpes a la unión de los muslos. Se palpó la entrepierna y encontró sólo pliegues de carne. La impresión lo postró. Un temblor intenso sacudió sus extremidades arrugadas y por unos momentos su cuerpo permaneció en aquel lecho, moviéndose con frenesí como una cucaracha panza arriba, mientras su espíritu se hundía en un remolino de ira y desesperación.

–¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Ayúdame! –se escuchó decir, con una voz femenina y destemplada.

Y luego oyó una voz de hombre:

–¡Eduviges! ¡Estás viva!

Con la mirada aún turbia observó a un hombre magro y alto que, con los ojos llenos de lágrimas, se aproximaba a la cama.

–Perdóname, mi amor –sollozó el desconocido, mientras se echaba encima de él y lo abrazaba. Luego, sin mediar palabra, empezó a besarlo en la boca.

(Continuará)