10.11.05

Apocalipsis y estupidez

  • Juan, Blasco, Fowles...
  • Piratas en el siglo XXI

Blasco Ibáñez

A quienes no se cansan de repetir la presencia en el mundo contemporáneo del caballo blanco, el caballo rojo, el caballo negro y el caballo amarillo, montados respectivamente por la peste, la guerra, el hambre y la muerte, se les olvida mencionar otra montura: el caballo gris, cabalgado por el lugar común, que tal vez sea el que causa mayores estragos en la cultura de nuestros tiempos. De alguna manera el quinto sintetiza a los otros cuatro, y temo que parte de la culpa por ese agregado a los ecuestres de Juan la haya tenido el valenciano Blasco Ibáñez, quien en 1916 (sí: en plena Primera Guerra Mundial) publicó la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis, un texto escrito por encargo del presidente francés, Raymond Poincaré. Pronto el volumen se volvió bestseller, especialmente en sus traducciones al inglés. En 1921 The Illustrated London News lo consideró el libro más leído del mundo aparte de la Biblia, aunque sospecho que los redactores de ese rotativo creían que el mundo estaba compuesto por Inglaterra y Estados Unidos. Ibáñez se hizo rico y en los años veinte su más célebre novela fue llevada al cine por el director Rex Ingram, con nada menos que Rodolfo Valentino a la cabeza del reparto. Cuarenta años después (1961-1962) Vincente Minnelli hizo una segunda versión con Glenn Ford. Para entonces, Blasco Ibáñez había muerto y el daño ya estaba hecho. A estas alturas no es de extrañar que exista también un juego de video (versiones para GameCube, PC y Xbox) y un grupo de rock que piden prestado el nombre a la novela: “Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis pondrán al usuario en la piel de Abaddon, quien deberá encontrar y proteger a los tres Elegidos para hacer frente en igualdad de condiciones a los ángeles caídos”; “los cuatro jinetes del Apocalipsis, como se hacen llamar, y el gran Mikko (baterista) se dejaron ver entre humo y luces azules (...) e iniciaron el éxtasis auditivo más impactante.” Qué catástrofe: los versículos misteriosos, complejos e indescifrables del alucinado de Patmos han sido convertidos en una referencia simplona y hueca a cualquier cosa, y El Quinto Jinete se ha anotado una gran victoria.

El estupidólogo Carlo Cipolla

No me malinterpreten: la máxima vulgaridad no reside en el lenguaje ni corresponde, desde luego, a escritores y cineastas, sino a los gobernantes que por acción u omisión hacen posibles las guerras, las hambrunas y el avance de las epidemias. El inconmensurable poder de la estupidez desemboca en la estupidez del poder, como lo observó sagazmente Carlo Cipolla (1922-2000), un autor a quien valdría la pena dedicarle una travesía completa, o más bien varias, junto a sus predecesores Charles Richet y Walter Pitkin, así fuera sólo por este hallazgo: “El estúpido no sabe que es estúpido y esto contribuye en gran medida a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su poder devastador.”

El hecho es que existe Bush, existe la indolencia mundial ante las hambres agudas o crónicas de miles de millones de personas y existe una clara ineptitud planetaria e individual para acotar los embates del sida, el ébola, el cólera, la fiebre del Nilo o --último grito de la moda viral-- la gripe aviar. (Desfloradores de gallinas: usen condón, por el amor de Dios; Leda: exígele prácticas de sexo seguro a tu divino amante.)

Quién iba a imaginarse que este siglo XXI habría de salirnos tan parecido en hambrunas, guerras y pestes, al medioevo; que la esclavitud sería, hoy, una institución vigente, y que, para colmo, los mares del Tercer Milenio iban a estar tan infestados de piratas como una novela de Emilio Salgari. Sí, leíste bien; piratas. Y no hablo de esos fabricantes y vendedores de imitaciones y copias ilegales, sino de individuos que asaltan embarcaciones, secuestran o matan a sus tripulantes y pasajeros, y escapan con el botín. El pasado 20 de octubre el Buró Marítimo Internacional reportó un incremento sin precedentes en los ataques sufridos frente a las costas de Somalia por buques de transporte y de pasajeros: 23 episodios desde el 15 de marzo. Los piratas modernos suelen viajar a bordo de lanchas rápidas y cuentan con armas automáticas y hasta granadas autopropulsadas para someter a las tripulaciones de las naves atacadas. Una vez que las abordan, los bandoleros de la mar las conducen a aguas territoriales somalíes, en donde no hay gobierno ni nada parecido, y exigen a las navieras el pago de un rescate para devolverles la embarcación. No es nada nuevo. En 1998, en el mar del sur de China, un grupo de piratas se hicieron con el control del petrolero Petro Ranger, obligaron a la tripulación a que les enseñara la operación de la nave, de cuya eslora borraron el nombre original, pintaron uno nuevo y reemplazaron la bandera de Singapur por una de Honduras. Llevaron el transporte a un punto desconocido, le extrajeron el crudo, y luego enfilaron a China, en donde las autoridades portuarias estuvieron a punto de expedirles un nuevo registro.

En junio pasado, un carguero que se dirigía a Somalia cargado de víveres enviados por el Fondo Mundial de Alimentos para los damnificados del Tsunami –que hasta allí llegó el golpe de mar— fue secuestrado, con todo y sus diez tripulantes, por hombres armados que exigieron medio millón de dólares de rescate. Y a principios del mes en curso el crucero de lujo Seabourn Spirit, repleto de estadunidenses y británicos, fue atacado por piratas que abrieron fuego contra la embarcación mientras ésta cubría la ruta Alejandría – Mombasa. Lo que habría podido ser tragedia acabó en caricatura: la tripulación activó un mecanismo acústico que simulaba disparos, los atacantes creyeron que el buque iba armado y optaron por dar vuelta y escapar. Sólo uno de los tripulantes del crucero resultó con heridas leves. Los 302 pasajeros, por su parte, vivieron una de las experiencias más intensas en su vida de turistas. Pero no todo es Disneylandia. En el transcurso del año pasado 30 marineros fueron asesinados en aguas internacionales –costas africanas oriental y occidental, Estrecho de Malaca, Mar de China, ruta de Indonesia a Malasia— y se registraron 325 ataques piratas.

A los 79 años de edad se fue el novelista británico John Fowles, autor de La amante del teniente francés, novela que, al igual que Los cuatro jinetes del Apocalipsis, debe buena parte de su fama al cine. Fowles fue un escritor de madurez. Militar y después profesor de lengua y literatura en Poitiers, Francia, Anargyrios, Grecia, y Londres, Inglaterra, y estudioso y admirador de Albert Camus y Jean-Paul Sartre, le tomó muchos años decidirse a escribir y a publicar lo escrito.
No fue sino a los 36 años que dio a la imprenta la novela The Collector (El coleccionista), que fue convertida en película en 1965. Ese mismo año publicó The Magus (El mago), también llevada a la pantalla grande, y arruinada en el proceso. La consagración definitiva –ese momento en que el nombre del autor empieza a aparecer en tipografía más grande que el título de la obra-- tuvo lugar en 1981, con la ya celebérrima cinta dirigida por Karel Reisz, en la que actuaron Meryl Streep y Jeremy Irons, y cuya adaptación cinematográfica corrió a cargo de la pluma gloriosa de Harold Pinter, Premio Nobel de Literatura de este año.

John Fowles, pintado por Binny Mathews

Fowles y Pinter compartieron algo más: su aversión a la guerra. Un laurel no menor del primero es haberse opuesto a la incursión punitiva en Las Malvinas ordenada por Margaret Thatcher. También fue un enamorado del amor y se preocupó siempre por la preservación de los monumentos antiguos –Stonehengue, Wessex— y por proteger a las aves y a los peces de los efectos nocivos de la contaminación. Creo que fue un hombre bueno.

27.2.05

Palabras sobre el agua


Solecito De Paracelso a Gorostiza, pasando por Hapelius
Solecito Los mares de Marte

LA VIDA QUE CONOCEMOS es líquida. Lleva la marca del océano tibio en el que se originó en tiempos inmemoriales y hasta la fecha requiere, para persistir y perpetuarse, del tránsito y el intercambio de fluidos. Hasta las más terrestres de las criaturas llevan en el interior un sistema complejo de embalses, vasos comunicantes, tuberías, lagos y grifos que hacen posible su existencia. Plantas y animales, vertebrados e invertebrados, aves y mamíferos, la especie humana entre ellos, no son más que un largo y diversificado seudópodo del mar, una lengua oceánica arborescente que florece en billones de individuos preocupados, en primera instancia, por impedir el derrame y la pérdida de sus líquidos interiores.

UN AUTOR DE CIENCIA ficción cuyo nombre he olvidado (¿Phillip José Farmer? ¿Kurt Vonnegut? ¿Theodore Sturgeon?) aconsejaba, para los momentos en que los niveles de arrogancia y vanidad se te suben más allá de lo recomendable, recordar que no eres más que una sopa de agua (entre 60 y 80 por ciento) con unas cucharadas de carbono (10 por ciento), tantito nitrógeno (1 por ciento) y una pizca de calcio (.3 por ciento), condimentada con cantidades deleznables de fósforo, potasio, azufre, cloro, sodio, magnesio y otros elementos comunes que pueden conseguirse en cualquier droguería, y entre los cuales no aparecen el oro ni la plata, salvo en las incrustaciones dentales. Si se considera que un humano es 80 por ciento agua al nacer, 70 por ciento en su edad adulta y 60 por ciento en la senectud, resulta que el envejecimiento es, básicamente, un proceso de deshidratación, y que la expresión "se secó" es tan apropiada para describir la muerte de una mata de geranios como para denotar el fallecimiento de un ministro de Economía.
http://usuarios.lycos.es/didacus/complementos/neuro.html
http://www.editorialbitacora.com/hogar/vida/deshidra/deshidra.htm


ALGO DE LA OBSESION por preservar los fluidos del organismo propio se deja reflejar en la práctica, también esotérica, de la uroterapia, terminajo que en castellano tepiteño del siglo XXI denota la práctica presuntamente medicinal de origen esotérico de beberse uno sus propios meados.
http://www.medspain.com/ant/n14_jul00/autonosode.htm

Escrito por el agua en el cuerpo de Marte

A PROPOSITO DE ESOTERIAS, Paracelso, en el siglo XVI, cayó en la cuenta de que somos agua (o que Somosaguas, como el célebre suburbio madrileño ubicado en el ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón), y los alquimistas y herméticos se la pasaban hablando del líquido vital. En el Canon XII de Los aforismos basilienses, texto alquímico publicado en 1612 por Niger Hapelius (o Raphaël Eglinus), puede leerse este pasaje que me conmueve no porque revele algún conocimiento oscuro y secreto, sino por la belleza de sus expresiones: Pues así como el mundo, aunque sea creado de nada, debe sin embargo su origen al Agua sobre la cual era llevado el Espíritu del Señor y de la cual provienen todas las cosas tanto las celestes como las terrestres: del mismo modo, este limbo procede de un agua que no es vulgar, y que no es ni el rocío celeste, ni un aire condensado en las cavernas de la tierra, o en un recipiente: ni un agua proveniente del Abismo de la mar y extraída de fuentes de pozos o de ríos; sino que es un agua que toma nacimiento de una cierta agua que ha padecido y sufrido y que está ante los ojos de todo el mundo, conocida sin embargo por poca gente. La cual agua posee en sí todas las cosas que le son necesarias para la realización de toda la obra, quitándole todo su exterior.
http://www.agro.unlpam.edu.ar/quimica2/Clase%201.htm
http://www.noticiasdepozuelo.com/categorias/45
http://www.elmundo.es/suvivienda/2001/SV204/SV204-06b.html
http://www.ttecla.es/lapuerta/ar8.html
http://usuarios.lycos.es/fm94/aforismos.html


José Gorostiza

A ESTAS ALTURAS encuentro inevitable el salto al agua que Gorostiza describe, atrapada en un vaso, como representación de la esencia humana: Lleno de mí, sitiado en mi epidermis / por un dios inasible que me ahoga, el poeta tabasqueño se descubre en la imagen atónita del agua. (...) No obstante -oh paradoja- constreñida / por el rigor del vaso que la aclara, / el agua toma forma. / En él se asienta, ahonda y edifica, / cumple una edad amarga de silencios / y un reposo gentil de muerte niña, / sonriente, que desflora / un más allá de pájaros / en desbandada. / En la red de cristal que la estrangula, / allí, como en el agua de un espejo, / se reconoce; / atada allí, gota con gota, / marchito el tropo de espuma en la garganta / šqué desnudez de agua tan intensa, / qué agua tan agua, / está en su orbe tornasol soñando, / cantando ya una sed de hielo justo! /

Y EN OTRO momento de su obra, Gorostiza exclamó: šEl mar, el mar! / Dentro de mí lo siento. / Ya solo de pensar / En él, tan mío / Tiene un sabor de sal mi pensamiento.
http://www.geocities.com/poesiamsigloxx/gorostiz/muertesinfin.html
http://palabravirtual.com/index.php?ir=ver_poema1.php&pid=672
http://www.geocities.com/poesia_mexicana/pausas.htm
http://www.jornada.unam.mx/2001/nov01/011111/sem-escalante.html


EN LO FUNDAMENTAL, pues, somos criaturas casi tan húmedas como una babosa del jardín. Las descargas de hormonas, endorfinas, adrenalina y bilis, así como las sinapsis entre nuestras neuronas, son fluidos o tienen lugar entre fluidos. Hasta el carácter sólido de nuestro envoltorio dérmico -o la epidermis que nos sitia, o el rigor del vaso, para decirlo en términos gorosticianos- es, en buena medida, un espejismo o un misterio, habida cuenta que las células que conforman el tejido de la piel son, a su vez, más agua que otra cosa. Cada verano nuestros genes nos ordenan un imposible regreso al mar primigenio, y allá vamos, provistos de lentes para el sol, bronceadores y toallas que disimulan nuestros hábitos de aves migratorias, a consolarnos en la contemplación de la matriz inmensa y líquida. En los rituales de la reproducción y del amor intercambiamos humedades.

El proyecto de la NASA

LA LOGICA CIENTIFICA que orienta la exploración del Sistema Solar dice que, si queremos encontrar vida o, cuando menos, ambientes que le sean propicios, antes debemos hallar agua. Además de un cálculo racional, la obsesión por descubrir océanos distintos a los terrestres es, de alguna manera, la añoranza y la búsqueda de nuestra propia identidad más allá de los confines del planeta. En diciembre pasado, las sondas móviles estadunidenses Spirit y Opportunity, que recorren algunos puntos de la superficie marciana, hallaron en el suelo del planeta rojo rastros de hematita y goethita, minerales que casi siempre se forman en condiciones húmedas. El descubrimiento fue de inmediato catalogado entre los hitos científicos más importantes de 2004, junto con el hallazgo de una especie humana extinta, distinta a la nuestra y formada por individuos de un metro de estatura, en la isla indonesia de Flores -se le catalogó como Homo Fioris- y el anuncio de que investigadores sudcoreanos realizaron las primeras clonaciones de embriones humanos. Este 21 de febrero se dio a conocer que la sonda europea Mars Express, que da vueltas alrededor de Marte, descubrió en la región Elysium Planitia un mar congelado de 45 metros de profundidad y una extensión de unos 720 mil kilómetros cuadrados, valga decir, algo más pequeño que Turquía, o poco menos de la tercera parte de la superficie de México. Si el hielo que lo forma estuviera expuesto a la atmósfera marciana, experimentaría, debido a la baja presión, una sublimación rápida: pasaría del estado sólido al gaseoso sin detenerse en un intermedio líquido. Pero el mar marciano está protegido por una capa de cenizas y polvo volcánico que lo preservan y lo cohesionan.
http://news.bbc.co.uk/1/hi/sci/tech/4098453.stm
http://marsrovers.jpl.nasa.gov/home/


El proyecto de europa

HAY AGUA, ENTONCES, en el planeta hermano; hay algo nuestro, hay una pieza de la vida en esa superficie áspera y que hasta ahora hemos supuesto árida y estéril. Esta semana los descubrimientos se han disparado. El espectrómetro de a bordo en la Mars Express descubrió en la atmósfera trazas de metano y formaldheído, gases que podrían indicar la existencia de microorganismos. Significativamente, las mayores concentraciones de la primera de esas sustancias se localizan en áreas en donde se encuentra también agua, ya sea en forma de nubes o de masas de hielo sepulto, como las de Elysium Planitia.
http://www.esa.int/SPECIALS/Mars_Express/SEMCHPYEM4E_0.html
http://www.nature.com/news/2005/050221/full/050221-15.html
http://news.bbc.co.uk/1/hi/sci/tech/4094437.stm
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_4287000/4287977.stm
http://news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/4295475.stm
http://www.elmundo.es/elmundo/2005/02/23/ciencia/1109154020.html


EN EL SITIO de la Agencia Espacial Europea (Esa) hay unas panorámicas de la superficie marciana que quitan el aliento. Al contemplarlas me asaltó la duda de si Gustave Doré no anduvo de visita por el planeta rojo.
http://www.esa.int/SPECIALS/Mars_Express/SEMVZF77ESD_0.html

UNO NO SUELE llorar cuando se entera de un descubrimiento científico, no sólo porque los investigadores se esfuerzan -y hacen bien-- en presentar sus hallazgos con la máxima frialdad posible, sino también porque la ley de la vida nos ordena evitar las fugas innecesarias de líquidos del organismo. Pero ésta es una de esas raras ocasiones en las que un boletín de una agencia espacial ha logrado provocarme un nudo en la garganta.